lunes, 14 de mayo de 2012

Polémica en Cataluña por el uso de ataduras en los ancianos ingresados


¿Abusamos de esta práctica defendida por los médicos?


Cinturones de contención en una residencia de Barcelona

Luis, de 76 años, reposa sentado en una silla de ruedas. Un amplio cinturón de velcro lo inmoviliza. De noche también necesita estar sujeto. Padece demencia y tiene dificultades para caminar, pero hasta ahora no había necesitado sujeciones. Una gripe debilitó sus ya inestables piernas y corría el riesgo de caer, así que el médico le prescribió llevar la sujeción hace tres semanas. Al mejorar, el médico decidió retirárselas.
Una de cada cinco (el 21,5%) personas mayores que viven en residencias catalanas permanecen gran parte del tiempo con estas contenciones. El porcentaje sube hasta el 41,2% en los ancianos con demencia. Es lo que refleja el primer informe de la Generalitat de Cataluña sobre las contenciones, realizado en 2011 por los inspectores del Departamento de Bienestar Social tras visitar 164 residencias (el 16,3%).
El uso de contenciones en ancianos genera un acalorado debate. Los trabajadores sociales, inspectores, además de empresas y entidades que atienden a la gente mayor apuestan por la reducción de las contenciones, mientras que los médicos las defienden para prevenir males mayores, como lesiones por caídas. También hay debate social cuando se cae en el error de asociar contenciones con atar indiscriminadamente.
Existen dos tipos de contenciones, las físicas y las farmacológicas. Entre las primeras se incluyen cinturones anchos como el de Luis, arneses o medidas como la colocación de barras en las camas. Las segundas son medicamentos, como neurolépticos o ansiolíticos para ayudar a dormir o para evitar ataques de ansiedad. Josep Gasol, médico y propietario de una residencia en Barcelona, aclara que el “uso de las contenciones siempre es por prescripción facultativa, bajo supervisión constante y es temporal”. El consentimiento de la familia es imprescindible.
La Asociación Catalana de Directores de Centros y Servicios de Atención a la Dependencia Gerontológica incide en que las contenciones físicas permiten “la prevención de las consecuencias de un descontrol por parte del paciente que pueda implicar traumatismos o agresiones”. Gasol, que también es responsable de la coordinadora de médicos de residencias de la comarca del Barcelonés y presidente de la sección de residencias del Colegio de Médicos de Barcelona, echa mano de las estadísticas y explica que, de las personas mayores de 70 años con osteoporosis que sufren una caída, un 25% fallece al cabo de un año, mientras que el 50% muere en el plazo de dos. “Y todo por una rotura de fémur. Por esto son tan importantes las contenciones en estos casos. Les estás salvando la vida”, sentencia Gasol.
Pero los inspectores de la Generalitat no ven tan claro que las contenciones se utilicen siempre de forma correcta. En su estudio, los técnicos achacan el uso de estos métodos a una actitud de sobreprotección, a falta de recursos de las residencias, a malas prácticas adquiridas y a falta de formación de los profesionales.
En estos puntos coincide la presidenta de la Asociación Amigos de la Gente Mayor, Mònica Lucena, quien añade: “Se ponen contenciones a personas con demencia para que no molesten al resto de residentes”. Gasol defiende que hay que perseguir el mal uso de las contenciones. “Evitar que se usen para quitar trabajo al personal”, dice el doctor, que añade que los médicos ultiman un documento de buenas prácticas.
Las entidades sociales admiten que hay casos “puntuales” y “muy excepcionales” en que la contención es necesaria, pero consideran “excesiva” la proporción detectada en el informe. Hay voces del sector que apuestan por abandonar el sistema y ser conscientes de las limitaciones que implica la avanzada edad. La Federación de Asociaciones de la Tercera Edad de Cataluña pide que se minimice el uso de las contenciones. También la Asociación Catalana de Recursos Asistenciales (la patronal de servicios sociales), asegura que el sector camina hacia evitar la contención.
Una guía publicada por el Departamento de Acción Social en 2010 alerta de que un exceso de sujeción puede provocar síndrome de inmovilidad o ansiedad en los enfermos mentales. Los inspectores de la Generalitat y las entidades sociales apuntan alternativas a las contenciones: sillas ergonómicas (muy caras), estimulación física o ejercicio físico.

jueves, 10 de mayo de 2012

El uso del ordenador y el ejercicio físico previenen la pérdida de memoria


El ordenador y el ejercicio físico previenen la pérdida memoria

Las actividades que estimulan la mente, como el uso de ordenadores, y el ejercicio físico moderado disminuyen las probabilidades de perder memoria a medida que se envejece, según un artículo divulgado por la Clínica Mayo.

Otros estudios ya han mostrado que el ejercicio físico combinado con el ejercicio mental ayudan en la prevención de la pérdida de memoria y la novedad en éste es que encuentra una sinergia entre las actividades con el ordenador y la actividad física moderada en la protección de la función cerebral en personas mayores de 70 años.

Los investigadores estudiaron los casos de 926 personas en el Condado Olsmstead, de Minnesota (EE.UU.), que completaron un cuestionario con preguntas sobre su ejercicio físico y el uso de ordenadores en el año anterior a la entrevista.

En este caso el ejercicio físico moderado se definió como una caminata rápida, caminatas largas, rutinas aeróbicas, ejercicios de fuerza, el golf pero sin el carrito, natación, tenis en pareja, yoga, artes marciales, el ejercicio con máquinas y el levantamiento de pesas.

Las actividades que se consideraron mentalmente estimulantes incluyeron la lectura, las artesanías y manualidades, el uso de ordenadores, juegos de cartas, los instrumentos musicales, actividades artísticas y sociales, y ver menos televisión.

Entre todas esas actividades el estudio analizó en particular el uso del ordenador debido a su creciente popularidad, señaló el autor del estudio Yonas Geda, científico médico de la Clinica Mayo en Scottsdale, Arizona.

La población de Estados Unidos tuvo un fuerte crecimiento después de la Segunda Guerra Mundial y hasta 1964, y esa generación entra ahora en la vejez, "con lo cual se proyectan incrementos enormes en la prevalencia de la demencia senil", dijo Geda.

El estudio examinó el ejercicio, el uso del ordenador y la relación con riesgos neurológicos tales como el deterioro cognitivo moderado, explicó Geda.

El deterioro cognitivo moderado es la etapa intermedia entre la pérdida normal de memoria que ocurre con el envejecimiento y el comienzo del mal de Alzheimer.

Entre los participantes en el estudio que no hacían ejercicio físico ni usaban el ordenador, el 20,1 por ciento tenía un nivel cognitivo normal y el 37,6 por ciento mostraba señales de deterioro cognitivo moderado.

Entre los participantes que hacían ejercicio físico y usaban el ordenador, el 36 por ciento tenía un nivel cognitivo normal, y el 18,3 por ciento mostraba señales del deterioro cognitivo moderado