jueves, 14 de marzo de 2013

RECUPERAR VALORES PERDIDOS





Quiero volver a confiar



 
Fuimos criados con principios morales comunes:

Cuando éramos niños, madres, padres, profesores, abuelos, tíos, vecinos era autoridades dignas de respeto y consideración.

 Cuando más próximos o más viejos, más afecto nos dieron. Era inimaginable responder mal a los más ancianos, a maestros o a autoridades: HABÍA RESPETO.

Confiábamos en los adultos porque todos eran padres, madres o familiares de todos los chicos de la calle, del barrio, de la ciudad

Teníamos miedo apenas de lo oscuro, de los sapos, de los ratones o de las películas de terror ..

Hoy tengo una tristeza infinita por todo lo que hemos perdido.

Por todo lo que mis nietos un día temerán.

Por el miedo en la mirada de los niños, jóvenes, viejos y adultos.

¿Derechos humanos para criminales...?
¿Deberes ilimitados para ciudadanos honestos…?

¿Pagar las deudas es ser tonto…?
¿Amnistía para los defraudadores…?
¿Los honestos son imbéciles…?

¿No tomar ventaja es ser necio…?

¿Qué paso con nosotros…?

Profesores maltratados en las aulas, comerciantes amenazados por traficantes, corruptos pavoneándose de su poder. Rejas en nuestras ventanas y puertas.

Cada uno encerrado en su mundo.

¿Qué valores son estos…?

Coches que valen más que abrazos.
Hijos queriendo regalos para pasar el curso.
Teléfonos móviles en las mochilas de quien no han salido de los pañales

¿Qué tenemos que dar para recibir un abrazo?

Vale más un Armani que un diploma.
Vale más una pantalla gigante que una conversación.
Vale más un coche caro que una amistad a toda prueba.

Vale más parecer que ser ….

¿Cuándo fue que ser correcto desapareció o se hizo ridículo?

¡¡Quiero quitar las rejas de mi ventana para tocar las flores!!
Quiero sentarme en el camino y tener la puerta abierta en las noches de verano.
Quiero la honestidad como motivo de orgullo.
Quiero la rectitud de carácter, la cara limpia y la mirada a los ojos.
Quiero volver a enorgullecerme de nuestros líderes políticos.
Quiero la vergüenza y la solidaridad.
Quiero la esperanza, la alegría, la confianza y la fé...
Quiero que “la palabra de hombre” vuelva a ser sinónimo de juramento.
Quiero el retorno de la verdadera vida, simple como la lluvia, limpia como el cielo de abril, leve como la brisa de la mañana.

¡Abajo el “TENER”¡
¡Viva el “SER”!

Y definitivamente común, como yo o como tú.

Adoro un mundo simple y común.

Tener el amor, la caridad y la solidaridad como principio de vida.

Me indigno delante de la corrupción, la falta de ética, de moral, de respeto…

Vamos a volver a ser “gente”, a recuperar la “tribu” perdida.
Vamos a construir un mundo mejor, más justo, donde las personas respeten a las personas, con tolerancia y sin permisividad.

¿UTOPÍA?   ¿NO…?     ¿SI…?
¿Quién sabe?...
Por lo menos, hagamos el intento.

Nuestros hijos se lo merecen y nuestros nietos nos lo agradecerán.