domingo, 22 de diciembre de 2019

NAVIDAD 2019




La magia de la Navidad



No se puede negar la fascinación que esta festividad ejerce, tan antigua como actual. Su espíritu vive hoy de la misma manera que perduran todas las tradiciones que con ella se vinculan, y que se repiten puntualmente con la misma solemnidad de siempre.
Sin saber por qué, a veces siento la impresión que la Navidad que en aquellos años disfruté en mi infancia ya no existe. Puede ser que ello se deba a que yo mismo he cambiado; pero en mi percepción, la Navidad no es ya como entonces era. Quizá sea porque el recuerdo de mis primeras Nochebuenas se encuentra inmerso en emociones y sentimientos personales; la verdad es que la realidad cotidiana a veces dificulta encontrar el verdadero y profundo significado de este acontecimiento. La Navidad que disfruté era más humilde, con carencias materiales y de consumo que hoy tanto hacemos gala por Navidad; sin embargo, encerraban para mi algo más íntimo o espiritual, dado sus carencias. Pasan por mi mente aquellas nochebuenas rodeando al fuego, unos sentados en el banco, otros en sillas, los más pequeños en tajuelas, pero unidos y sin ningún elemento extraño que deteriorara o perturbara tal convivencia; no había televisión, lo que hacía que se fortaleciesen más los lazos familiares. En las actuales navidades aún sigo recordando aquel entorno familiar, a veces cierro los ojos y me siento identificado con aquella cocina fría y acogedora a la vez, rodeado de aquellos seres queridos, hoy desaparecidos. La navidad nos traslada a otras épocas evocando aquellos sentimientos, vivencias y recuerdos que vivimos nuestros primeros años.
La Navidad es una festividad de intimidad, paz y felicidad, de nada sirve llenarla de galas superfluas; de deslumbrantes luces florecidas en falsos pinos que parecen anunciar una prematura primavera; de ruido insoportable por las calles; de adornos comerciales ajenos a los goces del alma. Cuando pienso en la Navidad recuerdo un tiempo de cálidos afectos. Evoco la tranquila serenidad de mi infancia.
Cuando era niño, como ocurre a todos los pequeños, esperaba con ansia su llegada. La Navidad era, sin duda, la fiesta preferida. Constituía un momento lleno de magia en el cual me sumergía por completo. Regresaba al hogar familiar, al pueblo que me había visto nacer, alejándome por unos días de aquellos internados rígidos en disciplina de un colegio regentado por escolapios. Llegaban los Reyes y retornaba, otra vez, con tristeza al calvario del internado.
El encanto de la Navidad iluminaba el paisaje con aquellas heladas que blanqueaban los tejados todas las mañanas, y como efecto de la dureza de aquellos inviernos permanecían chupetes de hielo suspendidos de las primeras tejas todo el tiempo del periodo vacacional.
Y ahora la magia de la Navidad hace que un año se pase volando, y nos hace reflexionar hacia atrás sobre lo que hemos luchado, lo que hemos conseguido y en lo que hemos fracasado. Todo nos da fuerza para seguir adelante. Que esta Navidad genere en nosotros los mejores sentimientos del ser humano para poder apreciar el verdadero valor de la amistad, la familia y el amor. Que el nuevo año 2020 nos traiga nuevos sueños, nuevos proyectos y nuevos retos.
A todos los que visitáis este blog os deseo:

¡Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo!

domingo, 27 de octubre de 2019

Comportamiento de la pensiones en distintos países de Europa



Las pensiones
 

Las pensiones son uno de los debates sociales más candentes, y lejos de apagarse irá ganando fuerza a medida que aumente la proporción de población jubilada sobre la activa. Recientemente, miles de pensionistas han llegado al Congreso en Madrid para reclamar que las pensiones aumenten con el IPC pase lo que pase en la economía, una batalla que por ahora solo tiene un bando (los jubilados), pero que en el futuro podría degenerar en una guerra entre generaciones, los que reciben la pensión y los que tienen que financiarla (así funcionan los sistemas de reparto como el español).

Aunque los sistemas varían entre países, prácticamente todos los de las naciones desarrolladas van a tener que buscar fórmulas si quieren mantener la generosidad de sus pensiones, no sólo por el obstáculo que supone la transición demográfica, también por el entorno de bajos tipos de interés que está lastrando la rentabilidad de muchos planes de pensiones en los países desarrollados.
Los pensionistas que se manifiestan en España piden que sus pensiones se indexen al IPC para no perder poder adquisitivo. Eva Maria Hohnerlein, investigadora del Instituto para la Ley Social y Política Social en Alemania, explica en un extenso trabajo que la indexación de las pensiones al IPC es algo habitual en países como Brasil, Chile, Colombia o Nueva Zelanda. Dichos países tienen una situación demográfica que todavía no es tan preocupante como la de algunos países de Europa o Japón. Además existen otras fórmulas como indexarlas al crecimiento de los salarios, una variable que se incluye en las fórmulas que usan en Alemania, Suecia o Noruega. 
No obstante, existen muchas fórmulas, como la usada en Grecia que depende (50% cada una) del IPC y del crecimiento del PIB, para que sea un sistema más sostenible. Cada vez son más los países que introducen sistemas que limitan el crecimiento de las pensiones incluso por debajo del IPC, lo que conlleva una pérdida de poder adquisitivo para el pensionista pero también un alivio para el sistema o los trabajadores que lo financian. Concretamente, las pensiones españolas están entre las menos sostenibles de Europa.
"Algunos sistemas de pensiones con un mecanismo de indexación de precios ajustan completamente las pensiones a la tasa de inflación (o por encima de un cierto porcentaje de la tasa de inflación) solo en circunstancias específicas vinculadas a la sostenibilidad, es decir, durante los períodos de crecimiento del PIB", explica la experta alemana.
Grandes patas de los sistemas europeos
Más allá de los sistemas de revalorización y de sostenibilidad existen otros parámetros también muy relevantes. En los Países Bajos existen dos patas fundamentales. Una es la pensión básica bajo sistema reparto de cuantía fija que cubre el 30% del salario medio y la otra un sistema de planes de empleo capitalizados que cubren el 70% restante. En esta segunda pata los trabajadores y empresarios realizan aportaciones obligatorias a fondos de pensiones privados que prometen financiar una pensión final fijada en un nivel específico. Cuesta mucho financiarlo (en términos económicos) pero tiene la ventaja de ser extremadamente generoso: junto con sus pensiones estatales, muchos trabajadores holandeses disfrutan de los mismos ingresos que tenían mientras trabajaban cuando se jubilan.
Con la pensión puramente pública la tasa de sustitución varía, cuanto menor es el salario más importancia tiene la pensión pública, mientras que los individuos con mayor nivel de renta dependen en mayor cuantía de la pensión privada obligatoria. Entre ambas vías, la tasa de sustitución media es del 96,9%.

Francia tiene un sistema de pensiones que está controlado básicamente por el Estado, sindicatos y patronal. Los trabajadores acumulan 'puntos' de pensión en función de sus ingresos cada año. Las pensiones finales tienden a no ser menos generosas que las de los Países Bajos, pero se comparan bien internacionalmente, con una tasa de reemplazo del 75%, son generosas. La pensión media es de unos 1.090 euros.
Por otro lado, Francia tiene una pensión asistencial para las ciudadanos que no hayan podido contribuir o que lo necesiten. Este sistema es de reparto básico y proporciona una pensión mínima contributiva de hasta el 50% de la renta media de los mejores 25 años cotizados. Pero el sistema tiene un déficit creciente que, según las estimaciones del organismo asesor COR designado por el gobierno, alcanzará el 0,4% del PIB para 2022. El presidente Emmanuel Macron es el último de una larga lista de líderes franceses que presionan para reformar un sistema deficitario.
El caso de Alemania: la pensión estatal se calcula por el número de años trabajados, la edad y los ingresos, y muchos alemanes eligen completar esa pensión (que suele ser escasa) con pensiones privadas o de empresa. Incluso así, el trabajador medio solo puede esperar recibir una pensión por valor del 50,6% de su último sueldo al jubilarse (tasa de reemplazo), mientras que la media de la OCDE es de alrededor del 63%. Además, ante al envejecimiento de la población, los fondos de pensiones alemanes se podrían enfrentarse a dificultades en los próximos años.


En Reino Unido la pensión estatal obligatoria solo representa el 29% de los ingresos medios de un trabajador contabilizando su vida laboral completa (lo que rebaja la pensión final). Esta pensión es la menos generosa de los países desarrollados. El gasto en pensiones estatales en el Reino Unido aumentó desde el 3,9% del PIB en el año 1986 hasta el 4,6% en 2017, cifra que se encuentra muy por debajo de la media de la OCDE que está en el 8,2%. Aunque la pensión estatal aumentará en los próximos años, los jubilados del Reino Unido continuarán dependiendo de los planes privados y de capitalización, mientras que muchos pensionistas se enfrentarán a la pobreza, según publican desde la agencia británica Reuters.
El sistema de pensiones en Dinamarca cuenta con una pensión pública muy pequeña que está complementada por una pensión privada. La pensión pública básica supone alrededor de un 16% del salario medio y sólo se puede acceder a la misma a los 67 años. La gran pata de este sistema es de capitalización (cada trabajador aporta a su propia pensión, frente al de reparto, donde los trabajadores en activo pagan la pensión a los jubilados) que se basa en esquemas administrados por el gigante de los fondos ATP. Los trabajadores obtienen al final una tasa de reemplazo del 86%. 
El sistema de Portugal es muy parecido al de España, donde predomina un sistema de reparto financiado por la Seguridad Social. Los jubilados portugueses se encuentran entre los que menos pensión tienen de Europa, ya que apenas cobran una media de 434 euros mensuales, y no pueden jubilarse antes de los 66. Sin embargo, son los europeos que más tarde se jubilan en la práctica, a los 69 años, lo que les sitúa más cerca de países como Israel, Corea o México, y les aleja de sus socios comunitarios (65 en Suecia, 63 en Alemania, 62 en Grecia o 60 en Francia).
En Italia se ha producido un fuerte incremento de la pensión mínima en los últimos años. En 2019 el nivel se encuentra en 669 euros mensuales, pero no hay tope para las pensiones máximas, un caso excepcional en el contexto europeo. No obstante, esto se debe a que el sistema de Italia está basado las conocidas cuentas nocionales. Bajo este sistema, el dinero de las cuotas va directamente a cuentas individuales, de modo que cada trabajador va acumulando cotizaciones durante su vida laboral y dependiendo de lo que haya acumulado esa será su pensión final. La tasa de sustitución en este país es del 93%, una de las más altas de las OCDE.
En España el sistema principal es de reparto con aportaciones a la Seguridad Social (4,7% del trabajador y 23,6% el empresario sobre el salario), la edad media de jubilación es de algo más de 64 años y la pensión media por este concepto se sitúa en 1.140 euros brutos mensuales, por catorce pagas.
Por otro lado, en España la pensión mínima por jubilación se establece en los 835 euros en 14 pagas si tiene cónyuge a cargo (677 sin cónyuge), mientras que la pensión máxima está en los 2.659 euros. No obstante, la desigualdad de ingresos de los jubilados en España se encuentra en la media con la de la Eurozona.
La tasa de sustitución neta (el porcentaje que supone la primera pensión que recibe un jubilado con respecto al último salario medio antes de retirarse después de impuestos y transferencias) en el caso del jubilado medio español es del 81,8%, uno de los ratios más altos de toda la OCDE.


(Transcribimos el siguiente artículo aparecido en el El Economista)

miércoles, 2 de octubre de 2019

Decálogo que no tienes que olvidar para cuidar tu alimentación al hacernos mayores.


Consejos para una buena alimentación



1. Come de todo, pero en pequeñas cantidades. Una dieta equilibrada debe estar formada por alimentos de todos los grupos en las cantidades adecuadas.

2. Respetar las cuatro comidas… o mejor, las cinco. Si dosificas las cantidades cada menos tiempo, seguro que no sentirás tantas ganas de comer. Además podrás distribuir de forma más equilibrada los alimentos que ingieres.

3. Apúntate a los alimentos con fibra vegetal y ricos en hidratos de carbono complejos. El pan, en cantidad adecuada, las verduras, los cereales, las legumbres y las frutas son buenos aliados de la nutrición equilibrada.

4. Huye de las dietas milagro. Las dietas milagrosas, las pastillas adelgazantes, los quita-hambres… no siempre son inocuos para la salud. Adelgazar cuesta un esfuerzo. No te engañes ni te dejes engañar.

5. No piques entre horas. El picoteo es a menudo el responsable de esos kilos de más. Si vas a “pecar”, mejor un yogur o una pieza de fruta que un bombón o un dulce.

6. Bebe abundante agua. Consume al menos un litro y medio diario para mantenerte bien hidratado.

7. Come despacio. Tómate tu tiempo. Hazlo sentado y mastica bien.

8. Mejor cocido o a la plancha. Huye de los fritos, los rebozados, los guisos grasientos. Mucho mejor es que te acostumbres a la carne a la plancha y los pescados al vapor o hervidos.

9. Siempre productos naturales. Los platos preparados tienen como denominador común muchas grasas y excesiva sal. Los de bollería se caracterizan por contener mucho azúcar y grasas. Recurre a ellos muy de vez en cuando.

10. Usa platos más pequeños. No necesitas grandes cantidades para estar bien alimentado.

sábado, 22 de junio de 2019

Alternativas a la residencia




Viviendas confortables
  
En propiedad o en alquiler, un hogar es sinónimo de refugio y confortabilidad. Sin embargo, puede ser una trampa si no reúne las características necesarias para atender la fragilidad que se va sufriendo a medida que se cumplen años. En las últimas décadas se estudian y se ponen en práctica nuevas fórmulas asistenciales para que los mayores disfruten de independencia y asistencia más allá de la residencia.

Viviendas confortables

 En España hay 8.822.620 mayores de 65 años (2018) y la mayoría vive en su domicilio o en el de sus familias, ya que, según el informe del Imserso: las personas mayores en España (2016), solo 301.765 personas viven en residencias, aunque 1.195.276 hacen uso de la teleasistencia, la ayuda a domicilio y los centros de día.
Hasta hace unas décadas, la residencia parecía ser el lugar ideal para los mayores, pero la heterogeneidad del colectivo ha dado al traste con este modelo, que se ha quedado para los dependientes. Lamentablemente, no siempre las viviendas cumplen con los requisitos para que los mayores vivan; la falta de ascensor o un baño sin acondicionar son dos de los principales problemas.
Arquitectura y mayores:
Como en otros sectores, la arquitectura también busca respuestas a las necesidades de la Tercera Edad. La responsable del Programa de Mayores de la Fundación Arquitectura y Sociedad, Paz Martín Rodríguez –arquitecta técnica–, asegura que uno de los grandes retos de los arquitectos es “la rehabilitación y remodelación de viviendas existentes para adaptarlas a las necesidades de los mayores, todo ello dentro de entornos integradores”.
En su opinión, los nuevos pisos están mejorando en accesibilidad, pero no llegan a configurarse acorde con las necesidades del colectivo. “No existe una normativa estatal que recoja los cambios tipológicos necesarios para hacer viviendas para todos para toda la vida, ni tampoco para los mayores”, dice. “Cuestiones como la forma jurídica para la implantación del modelo, el acceso al suelo, los distintos derechos que se originan sobre las viviendas o los derechos y obligaciones de los residentes, ponen de manifiesto que todavía no estamos preparados para su desarrollo en España”, añade la experta, que señala que las soluciones que se dan hoy resuelven problemas concretos y parciales sin promover un debate general.
Pisos en alquiler:
Diversas fórmulas intermedias entre la vivienda independiente y la residencia se han puesto en marcha en los últimos tiempos. Un ejemplo son los pisos para mayores de 60 años construidos por el Consorcio Sociosanitario de Igualada (Barcelona), que gestiona también tres centros de día, una residencia y un servicio de atención domiciliaria. Su gerente Jordi Ferrer explica que la primera promoción se creó en 2008 al ver que se necesitaban las plazas de la residencia y en ella había personas que estaban bien de salud, con vida social y que no eran dependientes totales, aunque sí necesitaban ayudas puntuales.
La primera promoción, levantada sobre terreno municipal, constó de 66 apartamentos de 50 metros cuadrados cada uno con habitación doble, cocina, baño, salón comedor y terraza, muebles y electrodomésticos incluidos, diseñados con una estética moderna y funcional pero, sobre todo, adaptados a los mayores. Y la segunda se levantó en 2012 con 71 pisos –de 45 y 52 metros cuadrados– de las mismas características. Ambos edificios están en el municipio porque se busca la integración del colectivo.
Los edificios cuentan con un restaurante y un gimnasio en los bajos, abiertos al público, donde los mayores tienen descuento, además de una biblioteca y un hall para actividades propias. Y disponen de un portero las 24 horas del día, los siete días de la semana, que activa un protocolo de emergencia en caso de que los inquilinos tengan algún problema de salud o incidencia, ya que en las habitaciones y espacios comunes hay dispositivos de alarma que conectan con el móvil del trabajador, que incluso pasa lista si no ha visto a alguien. Los mayores vienen derivados de los servicios sociales municipales y no pueden ser propietarios de una casa o, en caso de tenerla, que su valor catastral no sea muy alto dado que los pisos están pensados para gente de pocos recursos. En estos casos, deben ceder su casa al alquiler social municipal. Pagan entre 600 y 700 euros en función de los metros cuadrados del apartamento, así como los gastos de agua, luz y gas –entre 230 y 300 euros–. El perfil de los usuarios ronda entre los 70 y 75 años y viven tanto en pareja como solos.
El gerente del consorcio indica que este tipo de viviendas “son menos costosas que una residencia” para las administraciones dado que no necesitan personal, salvo el servicio de portería. “La última promoción costó siete millones de euros, ya que el terreno al ser municipal fue gratuito, más unos 100.000 euros que costó equipar y amueblar los apartamentos”, puntualiza Ferrer, que añade que el modelo es exportable como un servicio más que se presta a los mayores, mientras las residencias deben verse solo para los dependientes.
Problemas de alquiler:
Aunque en España la mayoría de los mayores tienen pisos en propiedad, hay un porcentaje importante que vive en alquiler. Para paliar la situación de estos mayores, surgió hace diez años en Valencia la ONG Hogares Compartidos de la mano de Pilar Pardo, licenciada en Administración de Empresas, y Amparo Azcutia, trabajadora social. El proyecto consiste en conseguir viviendas apropiadas y de bajo coste de alquiler para que mayores con bajos recursos, principalmente personas con pensiones no contributivas, vivan dignamente en un piso compartido con otras de su edad. Gracias al apoyo de CaixaBank tienen operativos ocho pisos en los que viven 32 mayores, la mayoría varones de 60 años.
Amparo Azcutia señala que el proyecto surgió tras detectar la dificultad que tenían los mayores con bajas pensiones para acceder a un alquiler digno tras ser desahuciados de su casa, de haber perdido la suya por los avatares de la vida u otras circunstancias como la de no acceder a un alquiler social municipal porque se prioriza a las familias. “Solo se les alquilaban viviendas en mal estado, pisos donde se ejercía la prostitución, vivían inmigrantes o habitaciones en las que no tenían ninguna afinidad con las personas con las que convivían, lo que les obligaba a estar encerrados en sus habitaciones”, cuenta.
Hogares Compartidos busca viviendas a un “coste solidario”, en el que el propietario no busca beneficio. Los pisos son gobernados por los mayores –cada uno tiene su habitación– y se hacen cargo con sus pensiones del alquiler y gastos comunes. “En los hogares nadie se quiere ir, todos colaboran, y si hay alguien que necesite ayuda, los demás se la prestan porque se sienten parte de un hogar”, añade la trabajadora social.
Organización
La ONG organiza el grupo bien por edad, aficiones, gustos o empatía, agiliza los trámites legales del alquiler, pone en marcha el piso e incluso asiste a los mayores para buscar ayudas a las que tienen derecho y “limar con la mediación las asperezas o conflictos que surgen”. También organizan actividades una vez al mes para que no se conviertan en “pisos estancos”. “Solo uno de los pisos es de mujeres porque así lo quisieron, dado que la mayoría de los usuarios son hombres”, aclara Azcutia, que se lamenta de no poder dar respuesta a todos los que llaman a la puerta.
Azcutia argumenta que el concepto de envejecimiento está cambiando y que hay que buscar nuevas fórmulas. “La gente no quiere ir a una residencia si está bien, quiere un espacio cómodo en su entorno, donde vivir de forma independiente hasta que pueda”, dice convencida, mientras apela a la solidaridad de los que tengan un piso deshabitado a que colaboren con ellos.
(Transcripción hecha de un artículo publicado en la Revista MUFACE)


miércoles, 29 de mayo de 2019

Soledad, acoso y malos tratos hacia las personas mayores


Silencio y miedo



Hoy nos hacemos eco de esta mala noticia que desgraciadamente ocurre en este siglo XXI, publicada en la revista 65YMAS, que transcribimos.

 Silencio y miedo. Dos palabras con las que podríamos definir el día a día las personas de mayor edad que sufren malos tratos y abusos por parte de cuidadores o de sus seres más queridos.

Es innegable, el maltrato y el abuso a personas mayores es una de las expresiones de acoso oculto y silenciado más frecuente en nuestra sociedad. No es un tema que figure entre las cuestiones preocupantes de la vida pública del país, no es un tema del que se hable mucho.

A pesar de que los medios de comunicación nos hacen pensar que son casos aislados que saltan a las páginas de nuestros periódicos cuando una persona mayor en situación de dependencia, muere en casa sola o se denuncia públicamente un caso de maltrato en una residencia, la impotente y triste realidad es que es un problema constante, latente y silencioso.

Ahora oímos hablar mucho de la soledad que sufren muchas personas llegadas a una cierta edad, pues bien, ese aislamiento, esa soledad no deseada también es una forma de maltrato. Y nos concierne a toda la sociedad. 

Y digo que la soledad, el abandono  es uno de los tipos de maltrato que se producen porque este tiene muchas manifestaciones, desde las agresiones físicas, que suelen ser las más fáciles de detectar, las emocionales, los chantajes, las coacciones, el enseñamiento terapéutico o la explotación financiera y las expresiones de desprecio, forman parte de la vida de muchas personas mayores.

Y todas ellas sufridas a diario en la más profunda intimidad, a manos de sus seres queridos más cercanos, sin atreverse a denunciar y sin que nadie diga ni haga nada. Las víctimas son silenciadas, el miedo a la soledad y la vergüenza a denunciar a ese familiar querido o la dependencia económica, funciona como una asfixiante mordaza de silencio.

Es curioso, porque la falta de información, formación o recursos sobre este tipo de situaciones hace que menudo las propias familias o las personas más cercanas en el día a día de los cuidados, no sean conscientes de las vejaciones a las que someten a sus familiares más veteranos.

No es una cuestión marginal. Esa discriminación por motivos de edad se ha convertido en una de las tres grandes formas de discriminación en nuestra sociedad, por detrás del racismo y del sexismo.

Una sociedad avanzada no puede permitirse mirar hacia otro lado. Debemos hacer frente a las actitudes, prácticas discriminatorias y abusivas hacia las personas mayores y/o en situación de dependencia que vulneran sus derechos y que inevitablemente aumentan su riesgo de exclusión social.

Las voces de la experiencia no nos merecemos que nos traten con desprecio o con condescendencia, somos ciudadanas de pleno derecho y por nuestra vida recorrida a lo largo de estos años, nuestras aportaciones enriquecen a todos los niveles de la sociedad, desde nuestras propias familias, a nuestros barrios o incluso  en la política.

Y si a alguna persona no le queda claro, nuestros derechos no disminuyen con la edad. Si con 50 años somos ciudadanos de pleno derecho, envejecer, cumplir años o no poder disfrutar el 100% de nuestra autonomía física, no es motivo para perder nuestra dignidad, valor y derechos.

Asimismo, debemos recordar a nuestros representantes políticos, jóvenes y adultos que no contribuyan a perpetuar estos estereotipos falsos, seniles y anticuados hacia las voces más veteranas, que tienen el mismo derecho a formar parte de nuestros ayuntamientos y gobiernos.

Las arrugas deben y tienen cabida en la política española. Y es esencial que entiendan como agentes de opinión pública, como altavoces de la ciudadanía que son, que las expresiones de desprecio a la edad menoscaban la dignidad de cualquier persona. De cualquiera.

Quien niegue la existencia y la valía de nuestra aportación a la sociedad, está negando los derechos y la dignidad de casi el 20% de la población española.

Necesitamos empoderar con más contundencia a las personas mayores frente a los malos tratos. Empoderarlas para que ante posibles abusos o discriminaciones, sean capaces de detectar y denunciar por sí mismas. Pero además que su entorno también sea capaz de detectar, ayudar, denunciar y visibilizar estos casos cuando ocurran.

Las asociaciones de mayores debemos reclamar que nuestros derechos e intereses estén presentes en la agenda pública no solo en los periodos electorales, como en el que nos encontramos ahora, si no como un compromiso real en el día a día de las agendas de nuestros ayuntamientos, comunidades autónomas e instituciones del gobierno.

Pero además, si hay algo por donde urge empezar a exigir y reclamar a las autoridades y a la sociedad, es por la atención a las personas mayores con algún grado de dependencia o discapacidad. La inadecuada atención que reciben acaba minando su propia dignidad.

Exigimos un compromiso real también con todas esas personas mayores en situación de dependencia que mueren sin que nadie les reconozca dicha condición y por supuesto, sin recibir la ayuda que precisan. Considero que esa invisibilidad es la más indignante de las expresiones de la dependencia, la que destroza los ánimos para tirar para adelante.

En la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España, estamos comprometidos con la calidad de vida de las personas, y obviamente con la de las personas mayores. Por eso, llevamos más de 10 años visibilizando a través de un programa de sensibilización, los malos tratos y abusos a los que nuestro colectivo se enfrenta.
De esa manera, el próximo martes 28 de mayo, organizamos en Galicia la “XLII Jornada sobre Prevención de los Malos Tratos y Abusos a Personas Mayores”,  la primera de las jornadas que realizamos en este año 2019, subvencionada por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, a través convocatoria de subvenciones del 0,7 del IRPF y a la que invito a participar a todas las personas que de alguna forma su trabajo, su día a día es cercano a las personas mayores y también animar a todas las personas mayores que quieran empoderarse.

Para acabar con un problema, primero debemos reconocer que existe este problema y entender que nos afecta a todos y a todas. Hablemos de soledad, del abandono y de los malos tratos y abusos. Hablemos, investiguemos sobre ello, demos cabida a los testimonios, denunciemos, porque lo que no se cuenta, lo que no se habla, no existe.


sábado, 6 de abril de 2019

Estos son los mejores destinos preferidos para vivir de jubilado



Preferencias para vivir de los jubilados


Estos son los mejores destinos preferidos para jubilarse. Hay destinos en los que se puede vivir muy bien con poco dinero mientras descubres su patrimonio cultural, gastronómico y natural. 
El clima, los servicios sanitarios, la burocracia y el coste de la vida son algunos de los factores más importantes a la hora de escoger el destino de la jubilación, para aquellos que se retiran del mercado laboral con ganas de vivir una aventura. 
Teniendo en cuenta las experiencias de expatriados en los cinco continentes, la revista "International Living" elabora cada año el 'Índice Global de Retiro Anual' para evaluar los destinos de jubilación. 
Estos son los 10 mejores lugares de 2019 para jubilados:
   
1. PANAMÁ

PANAMÁ
El clima cálido del país centroamericano, la baja carga fiscal y el bajo coste del nivel de vida han convertido a Panamá a en un refugio tradicional para los jubilados y se ha coronado como el mejor lugar del mundo para jubilarse en 2019. La laxa fiscalidad del país caribeño, donde el los acuerdos fiscales dejan exentas de tributación a las pensiones percibidos del extranjero es junto al buen tiempo y la naturaleza del país, uno de los principales atractivos.
 
   2. COSTA RICA


Costa Rica

Esta nación centroamericana encabezó el índice del año pasado y en 2019 se mantiene con la máxima puntuación en la categoría de estilo de vida saludable, por su oferta de actividades al aire libre y sus sorprendentes paisajes naturales. 
Costa Rica también atrae a los jubilados por su gran comunidad de expatriados y las facilidades en el acceso a las propiedades inmobiliarias con el 'Visado del Pensionado'.
De esta forma, es posible conseguir un permiso de residencia si se tiene una pensión de más de 1.000 dólares mensuales en el país de origen, estando estos ingresos obtenidos en el extranjero libres de impuestos.
 
   3. MÉXICO



México

Completa el 'top 3' de mejores países para jubilarse otro destino centroamericano: México. Este país es un destino muy popular por su oferta de montañas, praderas, desiertos y regiones costeras.
México ofrece a los pensionistas una 'visa residente permanente', si garantizan sus ingresos de pensión extranjera y un bajo coste de vida en comparación con muchos otros países, según el índice.


   4. ECUADOR


Ecuador
Cuenca, Cotacachi y Vilcabamba son las regiones preferidas por los expatriados jubilados en Ecuador, mayoritariamente estadounidenses. Ahí, el coste de la vida es bajo, con una puntuación de 72 sobre 100, y el clima tropical es bastante agradable, con 95 puntos según la valoración de International Living. 
Según este índice de jubilación los recién llegados a Ecuador pueden disfrutar de atención médica asequible y se benefician de exenciones en ciertos impuestos como el IVA y descuentos en eventos culturales o transporte, entre otras ventajas.
 
   5. MALASIA


Malasia
La Federación de Malasia es uno de los países del sureste asiático que más atrae a los jubilados de todo el mundo gracias a su programa 'Malaysia: My second home', que ofrece la visa de residencia bajo unas condiciones financieras. 
Este destino destaca por su clima cálido y húmedo durante todo el año, así como por el paisaje con bosques y playas tropicales en cientos de pequeñas islas para explorar.
A ello se une un coste de la vida una atención médica pública y privada con precios relativamente bajos, así como la tranquilidad en del 25 país en el ranking del 'Índice de Paz Global 2018'.

   6. PORTUGAL


Portugal
En la séptima posición del índice de 2019 se sitúa Portugal, por su un clima cálido, su gente amigable y un ritmo de vida relajado. Las regiones costeras del Atlántico son populares entre los jubilados de todo el mundo.
El país luso es tranquilo, ocupa el cuarto lugar en el 'Índice de Paz Global 2018', con un estilo de vida prácticamente libre de estrés y vivir ahí es barato en comparación con otras naciones europeas.

7. ESPAÑA


España
La costa mediterránea de España atrae a millones de turistas en busca de sol, playas de arena y un ritmo de vida relajado con una gran gastronomía. Entre estos, destacan los británicos, muchos de los cuales escogen el país íbero como destino de jubilación. 
España se coloca como décimo mejor destino para retirarse por un coste de la vida relativamente inferior a los países de su entorno, así como por su excelente sistema de salud público, clasificado como el octavo mejor del mundo, en el 'Índice de acceso y calidad de la sanidad' en 2018 de la Organización Mundial de la Salud (OMS)


martes, 22 de enero de 2019

España y Japón, los países que peor preparan su jubilación


Sobre jubilación


España y Japón, a pesar de ser los países con una mayor esperanza de vida, también son los que peor planifican financieramente sus retiros. están a la cola mundial en la preparación de la jubilaciónÉsta es una de las principales conclusiones del Estudio Anual de Preparación para la Jubilación que Aegon ha realizado en quince países de Europa, Asia, América y Australia. Uno de los principales datos que arroja el informe es el Índice de Preparación para la Jubilación de Aegon (ARRI), que mide el nivel de preparación de la ciudadanía de cara a su retiro en base a seis variables: responsabilidad personal, grado de concienciación, conocimientos financieros, planificación de la jubilación, preparación financiera y sustitución de los ingresos.

Bajo estas premisas, España y Japón (los dos países con una mayor esperanza de vida a nivel mundial) se sitúan en las últimas posiciones del ránking con una puntuación de 5,1 y 4,7 respectivamente. En el otro extremo de la balanza, los países que más ahorran y mejor preparan su jubilación son India, China, Brasil y Estados Unidos. Dentro del viejo continente, Alemania --con un ARRI de 6,1-- y Reino Unido --con un 6-- son los estados europeos que mejor planifican financieramente su retiro. "La esperanza de vida de España es la segunda más alta del mundo y la ONU prevé que en el 2050, el 42% de los españoles tendrá una edad de sesenta años o superior. Pese a que tenemos la certeza de que seremos una sociedad envejecida, no le damos importancia ni planificamos financieramente nuestro retiro aunque nuestra jubilación sea, cada vez más, una etapa longeva de nuestra vida", comenta Aurora Martín, responsable del departamento técnico de pensiones de Aegon.
Pesimistas y poco ahorradores
Los españoles son extremadamente pesimistas sobre el futuro de su jubilación. Dos tercios creen que las futuras generaciones de jubilados serán peores que las actuales. En cambio, un 21% piensa que las generaciones futuras tendrán un retiro similar al actual mientras que un 6% es optimista y cree que las condiciones de los jubilados serán mejores en el futuro.
¿Ahorran los españoles para su jubilación? / AEGON
A pesar de la mayoría de opiniones negativas, esta preocupación de los españoles no se refleja en su nivel de ahorro. Solo el 27% afirma ahorrar habitualmente para la jubilación. Otro 27% se declara como ahorrador ocasional (solo ahorra de vez en cuando), el 15% es ahorrador aspiracional (personas que no ahorran en la actualidad pero tienen intención de hacerlo), el 22% admite que en la actualidad no ahorra pero lo ha hecho anteriormente y el 9% restante afirma que no ha ahorrado para su jubilación ni tiene intención de hacerlo.
Subir impuestos para mantener las pensiones
Este estudio señala que existe la opinión mayoritaria entre los españoles sobre que el Estado debe adoptar medidas para mantener la viabilidad del sistema público de pensiones. Casi la mitad de los españoles, concretamente el 47%, piensa que se tendrían que aumentar los impuestos para que la cuantía de las pensiones permanezca igual. Esta cifra supera ampliamente la media internacional (34%) que quiere mantener las pensiones subiendo la carga impositiva.
El 21% de los participantes en este estudio aboga por un enfoque equilibrado en el que se planteen algunas reducciones en pagos individuales, pero también admite que será preciso realizar algún aumento de impuestos. Por su parte, sólo el 13% de los españoles tiene la opinión contraria, que el Gobierno debería reducir el coste global de las prestaciones de la Seguridad Social sin tener que aumentar los impuestos. Por último, únicamente el 3% de los españoles (frente al 7% internacional) afirma que el Estado no debería hacer nada, pues considera que las prestaciones de la Seguridad Social continuarán siendo perfectamente viables en el futuro.