Otra estación más luchando contra el “coronavirus”. Los rebrotes de esta
“pandemia” han vuelto a surgir y nos hacen olvidar, un poco, la belleza de esta
estación. Hace ya algo de tiempo que cogemos las chaqueta o jersey y, a veces
el paraguas, siempre observando el cambio tan extraordinario con el que se
manifiesta la naturaleza por estas fechas.
Este año, según los meteorólogos, dicen que el otoño comenzó el 22 de
septiembre en el Hemisferio Norte y durará 89 días y 20 horas, finalizando con
el solsticio de invierno, el 21 de diciembre. Ya notamos los días más cortos y las noches más largas, apetece
arroparse un poco en la cama.
Los tonos rojizos, anaranjados, violetas... nos ofrecen un espectáculo sin
igual. y si a eso se añade el color que van tomando los árboles y arbustos, especialmente
la vid, tan abundante en nuestro pueblo, una vez terminada la vendimia las cepas
toman una belleza multicolor, desde verde, amarillo, rojo etc., creando un
espectáculo extraordinario. También en otoño se recogen los últimos frutos del
campo. Si por algo me gusta el otoño es precisamente por su colorido.
Gran parte de los animales se preparan para la hibernación, otros emigran
hacia tierras más cálidas, como es el caso de las aves. Es asombroso
verlas al atardecer, atravesar el cielo todas juntas, volando en forma de uve
hacia la dirección del sol, emitiendo unos atractivos graznidos que parece que
nos dicen "¡adiós, hasta el año que viene!".
Esta metamorfosis de las
estaciones nos cambia también a nosotros. Con el paso de las estaciones no solamente cambia la
naturaleza que nos rodea, también transforma nuestros sentimientos y emociones,
sintonizando con nuevos ritmos de luz y oscuridad, de calor y frío, cambios en
la humedad y en los vientos que renuevan el aire, cambios de actividad en los
ciclos del agua, flora, fauna etc.
No todo en otoño es belleza.
El otoño se asocia tradicionalmente a la melancolía, nos retiramos del mundo
exterior, física y psicológicamente, y nos volvemos hacia el interior. Pasamos menos tiempo al aire libre
y estamos más en casa, dedicados a actividades menos abiertas que las del
verano: leemos, conversamos y podemos volver a gozar del fuego del hogar.
Encierra algo de melancolía el ver esa caída de las hojas de los árboles.
Dentro del ciclo de estaciones, al otoño corresponde el atardecer en el día y a
la culminación de la madurez en la vida. Es tiempo de sazón y de declive. El otoño, no solo se asocia con el declive,
también lo asociamos con la decadencia.
¡Y qué más voy a deciros! Solo que os animo a disfrutar de este tiempo que
ha venido, que viváis el momento con ilusión y esperanza, y que a pesar de los
malos tiempos que corren, podamos sacar lo mejor de este otoño.
Los poetas, con gran agudeza en sentimientos, saben inmortalizar cualquier
momento. Transcribimos el bello poema de Miguel Hernández al “triste otoño”.
Otro otoño
triste,
(Poema de Miguel Hernández)
Ya el otoño frunce su
tul
de hojarasca sobre el suelo,
y en vuelo repentino,
la noche atropella la luz.
Todo es crepúsculo,
señoreando en mi corazón.
Hoy no queda en el cielo
ni un remanso de azul.
Qué pena de día sin sol.
Qué melancolía de luna
tan pálida y sola,
ay que frío y ay que dolor.
¿Dónde quedó el calor
del tiempo pasado,
la fuerza y la juventud
que aún siento latir?
Se fue quizás con los días cálidos,
de los momentos que a tu lado viví.
Y así esperando tu regreso,
otro otoño triste ha llegado sin ti.