¿Qué voy a hacer con todo el tiempo que me sobre? ¿Se acordarán de mi después de un tiempo? ¿Cómo sentir que todavía sirvo para algo? Estas son preguntas que acucian a los recien retirados.
Algunos
consideran a la jubilación como la etapa final en la vida de un individuo. En
el parecer general –apoyado por prejuicios muy acendrados- el retiro es una
etapa posterior a la productiva. Supuestamente, es tiempo de hacerse a un lado
y descansar... pero en la sociedad actual parecería que quien no produce no
existe.
Pero, ¿es esto
así realmente?
No. La etapa
útil de una persona no tiene nada que ver con un límite de tiempo impuesto por
una legislación arbitraria. El aporte que una persona puede darle a la
sociedad, no termina hasta que se da por vencida, haciendo caso a los
convencionalismos y a los prejuicios.
Como planificar la etapa de la jubilación:
Hacer frente a
la amenaza de tener que autolimitarse es bastante difícil. Quizás la manera
menos traumática de aceptar la jubilación
sea no pensar en ella y vivir cada momento al máximo.
En esta sociedad
moderna, la actitud ante quien está “fuera del circuito productivo” está teñida
de menosprecio. Muchos, sin quererlo o a propósito, hacen sentir a las personas
mayores como inservibles, sugiriéndoles la idea de que ya no sirven para el
trabajo, lo que equivale a decir que “no sirven para nada”. Lo que, obviamente,
tiene serias consecuencias, diferentes de acuerdo a quien las sufra.
Algunas personas
eligen imponerse una meta económica o profesional para poder en algún momento
cruzar a la vereda de enfrente, en donde podrían disfrutar de todo lo ganado...
sea dinero, prestigio o vínculos familiares.
Otros aseguran
sentirse capacitados para seguir con su tarea eternamente hasta que “las
neuronas lo permitan”. Otros toman al retiro como un premio a su esfuerzo de
toda la vida y eligen dedicar más tiempo para ellos mismos, a veces sin variar
demasiado su rutina habitual, y otras yendo al encuentro de las cosas que toda
la vida habían postergado.
El concepto de
retiro es muy variable. Existen quienes aseguran querer “seguir trabajando,
pero esta vez de abuelos” y también quienes dedican su esfuerzo y el recién
ganado tiempo libre a la solidaridad, ayudando a quienes los rodean y
necesitan.
Pero también
están los que se resisten firmemente a que alguien les diga que hacer, sobre
todo en los casos en que no se haya visto una merma en el rendimiento laboral,
y eligen hacer caso a la reglamentación pero dedicándose a seguir en lo suyo,
trabajando por cuenta propia.
Algunos Consejos para Encarar la Jubilación:
-Aproveche para
ocupar su tiempo en las cosas que siempre quiso hacer y había postergado en
aras del trabajo, o los hijos.
-No caiga en el
error de decir “ya es tarde para hacer esto” o “a esta edad me voy a poner a
hacer lo otro”.
-Ocúpese de
usted y no se sienta obligado a cumplir con las demandas de los demás, de
aquellos que aparezcan diciendo “ahora que no tienes nada que hacer...”
-Si lo necesita
y quiere, siga frecuentando las amistades que tenia en el trabajo. El hecho de
haberse retirado, no quiere decir que tenga que perderlos.
-Comparta sus sensaciones con personas que hayan pasado por lo
mismo. Hágalo también con su familia y, sobre todo, no se encierre en usted
mismo.
-Disfrute de las
libertades que tiene la edad. Menor responsabilidad en el cuidado de los hijos,
mayor desenvoltura sexual, el teatro, el cine, etc.
La jubilación no
es ni más ni menos que otra etapa de la vida. En realidad, no es el fin de
nada, sino un cambio fuerte en muchas cosas y el comienzo de una nueva etapa
que puede ser mejor que la anterior.