Aquellos que nacimos en un pueblo y a la vez hijos de labradores, sabemos
muy bien lo sacrificada que es la profesión de agricultor, siempre mirando a la
climatología de la cual depende un alto porcentaje el éxito de la recolección.
Bien es cierto que el trabajo físico que realiza actualmente el agricultor ha
evolucionado a mejor, gracias al progreso y la ayuda de las máquinas. Hemos asistido
al tránsito del arado romano, con la mano en la mancera y tirado por mulas, a
los tractores, del carro al remolque, de la siega con la hoz a las actuales cosechadoras,
así como mejora en calidad de semillas. Todas estas mejoras traen consigo altas
inversiones para el agricultor, ante unos precios bajos de lo que produce, lo
que hace que, en la actualidad, no ve rentabilizado su esfuerzo y lucha por
mantener la supervivencia de sus explotaciones.
En las ciudades la gente vive más ajena a los problemas de la agricultura v
la ganadería. Solo llegan noticias a ellas cuando las ovejas atraviesan Madrid,
cuando hay una subida brutal en los productos del campo –ejemplo el aceite de
oliva-, o cuando los agricultores se
manifiestan en sus calles con tractores. Ahora lo están haciendo por España y
por Europa para ser oídos ante esta injusticia. Creo que el sector primario que
representan y sustentan merece concienciar a la población, a Gobiernos y
Comunidad Europea de la importancia de su existencia como fuente de la
alimentación de la población.
Trabajar con la incertidumbre de no saber cuál va a ser el resultado de su esfuerzo es penoso. Irrita que los precios los marquen unos señores que no pisan el campo ni se manchan las manos con la tierra. Es frustrante que los fabricantes de la maquinaria, fertilizantes y combustibles suban desmesuradamente los precios y lo que el labrador recibe en la venta de sus productos sea irrisorio.
Desconcierta la maraña de leyes y reglamentos a que están sometidos. Están
indignados por la competencia desleal, ya que las exigencias de producción que
les imponen quedan exentas y no se aplican a los productos importados de países
extracomunitarios. Sin agricultura y ganadería nos faltaría el sustento diario,
con las cosas de comer no se juega.
Los agricultores españoles son una parte fundamental de la economía y la
cultura de España. El país cuenta con una gran diversidad de cultivos, desde
olivos y viñedos, cítricos, cereales, frutas y hortalizas. La agricultura genera un considerable número de las principales industrias del país y emplea a una parte significativa de la
población rural. Sin embargo, los agricultores españoles se enfrentan a desafíos
importantes, como la competencia internacional, los cambios en las políticas
agrícolas de la Unión Europea, las fluctuaciones en los precios de los
productos agrícolas y las condiciones climáticas extermas, como la sequía.
Muchos de ellos luchan por mantenerse a flote y mantener sus negocios
rentables.
Además, en
los últimos años, ha habido un creciente interés en la agricultura sostenible y
orgánica en España, lo que ha llevado a algunos agricultores a adoptar
prácticas más respetuosas con el medio ambiente y a buscar métodos de
producción más éticos y responsables.
En resumen,
los agricultores españoles desempeñan un papel crucial en la economía y la
sociedad del país, pero se enfrentan a una serie de desafíos que requieren atención
y apoyo continuo por parte de los gobiernos y la sociedad en general.
La "tractorada" en
España es un término que se utiliza para referirse a las protestas actuales organizadas
por los agricultores, con la movilización de tractores y otros vehículos
agrícolas en diversas carreteras y autopistas, para expresar su descontento y
exigir cambios en las políticas agrarias o en otras áreas que afecten a su
sector. Estas protestas suelen ser una respuesta a una serie de problemas y
preocupaciones que sufren los agricultores y ganaderos españoles. Algunas de
las causas comunes de estas protestas podríamos resumirlas en estos puntos:
-Precios bajos de los productos agrícolas: los agricultores se enfrentan a
precios bajos en el mercado para sus productos, lo que puede afectar su
rentabilidad y capacidad para mantener sus negocios.
2 -Competencia internacional: La competencia de productos agrícolas importados
de otros países, a menudo con costos de producción más bajos, puede afectar la
capacidad de los agricultores españoles para vender sus productos a precios
competitivos.
3 -Políticas agrarias de la Unión Europea: Cambios en las políticas agrarias
nacionales o de la Unión Europea pueden tener un impacto significativo en la
forma en que operan los agricultores y en su capacidad para acceder a subsidios
o apoyo financiero.
-Crisis climáticas y desastres naturales: Eventos como sequías, calor
excesivo a destiempo pueden afectar negativamente a los cultivos y la producción
agrícola, lo que lleva a pérdidas económicas para los agricultores.
5 -Exigencias burocráticas: Los agricultores a menudo se quejan de una carga
excesiva de regulaciones y trámites burocráticos impuestos por la Comunidad
Europea que dificultan su trabajo y aumentan sus costos operativos.
6 -Por último, combatir o subsanar las diferencias excesivas de lo que percibe
el agricultor o ganadero y el precio que esos productos adquieren en el
mercado.
Estas son solo algunas de las causas
más comunes que pueden llevar a los agricultores españoles a organizar
tractoradas, para hacer oír sus demandas y presionar cambios en las políticas que afectan a su sector.
Tomen las medidas necesarias quienes tienen poder y medios para hacerlo y
ofrezcan un futuro de esperanza para el campo.
Tractorada en Madrid |