Un informe de la Comisión Europea alerta de que, en 2060, los Veintiocho
tendrán un pensionista por cada dos empleados, frente a los cuatro actuales, y
que los gastos asociados al envejecimiento de la población en dicho periodo
pasarán del 2% al 26% del PIB. En este escenario, las firmas de inversión
insisten en la importancia del ahorro privado.
Nadie pone en duda que Europa ha dejado atrás lo peor de la crisis y que la
recuperación económica empieza a tener forma, pero tampoco que tenemos
numerosos frentes abiertos. Uno de ellos es afrontar el rápido envejecimiento
de la población en las próximas décadas.
Según publica el diario El
Economista, la Comisión Europea alerta de que en 2060 habrá un jubilado por
cada dos empleados, frente a los cuatro actuales.
La estructura de edad de la población cambiará “dramáticamente en las
próximas décadas debido a la fertilidad, la esperanza de vida y las tasas
migratorias. Entonces, será mucho más vieja que ahora", dice el documento.
Como consecuencia de esta alteración, insiste Bruselas, el gasto asociado
al envejecimiento poblacional podría dispararse en ese periodo temporal, pasando
de representar un 2% del PIB continental a un 26,6%. Esto significa que, si
se cumplen las previsiones, Europa tendrá que destinar más de uno de cada
cuatro euros disponibles en hacer frente al envejecimiento de los ciudadanos
comunitarios.
En España, por ejemplo, las pensiones se ‘comieron’ casi un 38% de los
Presupuestos Generales de este ejercicio. Fue la mayor partida de todas
que alcanzó 131.659 millones de euros.
Por si fuera poco, añade la Comisión Europea, los Veintiocho se enfrentan a
este escenario con un crecimiento económico mundial muy suave: un 1,4% en 2060.
Los pronósticos de diferentes organismos
comunitarios apuntan a que la población crecerá un 4% en esos años (si en 2013
la UE contaba con 507 millones de habitantes, en 2060 tendrá 523 millones), que
la franja de entre 15 y 64 años se reducirá casi diez puntos porcentuales (pasará
del 66% al 57%) y que la de mayores de 65 años subirá con fuerza (del
18% actual al 28%).
Además, como recuerda el Banco Mundial, las poblaciones más envejecidas tienden
a ahorrar menos, lo que deja entrever que estos cambios demográficos
podrían tener consecuencias en la inversión y la acumulación de capital, dos
factores que incluyen en el crecimiento económico.
Las medidas de contención
A lo largo de la crisis, y con una Europa sumida en una espiral reformista,
muchos países han adoptado medidas para atajar el envejecimiento de sus compatriotas,
como por ejemplo retrasar la edad de jubilación. En España, por ejemplo,
ya se está aplicando de manera gradual para que en 2027 ya sea obligatorio
tener 67 años para poder jubilarse.
Bruselas defiende la medida al creer que "en la mayoría de los países,
las recientes reformas en las pensiones han tenido un impacto positivo visible
al contener las dinámicas de gasto público". Sin embargo, otros miembros
no han tomado las decisiones idóneas para contener el gasto.
En este sentido, las principales recomendaciones giran en torno a
tres ejes: reducir el endeudamiento del sector público, incrementar las tasas
de empleo y productividad y reformar las pensiones para ligar la edad de retiro
a la esperanza de vida,
Impulso al ahorro privado
Las dudas sobre la sostenibilidad del sistema han sido aprovechadas por las
firmas de inversión para argumentar la necesidad de impulsar el ahorro privado.
“La cobertura de la Seguridad Social no se lleva bien con las matemáticas y
está claro que necesitamos un complemento. Cada vez vamos a vivir más años y
necesitamos financiar el tiempo que vamos a vivir”, cree Santiago Satrústegui, presidente de Abante
Asesores.
Su opinión la comparte la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva
y Fondos de Pensiones (Inverco), que asegura
que “ante la incertidumbre sobre la evolución futura de las pensiones
públicas, los planes de pensiones se configuran como un instrumento óptimo de
ahorro a largo plazo, que complementen nuestra pensión pública de jubilación”.
A cierre de marzo, según sus datos, los españoles tenían invertidos más de 104.400 millones de euros en planes de
pensiones.