Antiguamente
existía una asignatura en las escuelas llamada ‘Normas de
Urbanidad’. Un pequeño librito que contenía reglas básicas de
civismo y de buenos modales. Eran instrucciones o pautas que el sentido común
deduce como lógicas. El temario trataba, entre otros asuntos, sobre
comportamientos en lugares públicos, en la mesa o en la calle.
La "urbanidad" se refiere a la buena
educación, cortesía y comportamientos tanto en ambientes familiares como sociales.
La urbanidad abarca normas y reglas que guían el comportamiento de las personas
en diversas situaciones y entornos. Estas normas suelen incluir aspectos como
el respeto hacia los demás, la cortesía, la puntualidad, el uso adecuado del
lenguaje, las buenas costumbres en la mesa y otros aspectos de la convivencia
social.
La urbanidad es
importante en la sociedad ya que contribuye a la convivencia entre personas en
buena armonía y respeto. En muchos casos, las normas de urbanidad son transmitidas
de generación en generación como parte de la educación formal e informal.
Aunque algunas normas pueden variar según la cultura y el contexto, existen
principios fundamentales que se consideran universales en términos de cortesía
y buen trato hacia los demás.
Los niños de entonces pasábamos gran parte del tiempo libre en la calle.
Cuando algunas personas mayores nos pedían hacerles un recado, siempre aceptábamos
de buen grado y sin rechistar, en nuestra casa, así como en la escuela nos
habían inculcado el respeto y obediencia a los mayores. Al querer darnos
una propina por el recado, la rehusábamos al principio, pero sí había
insistencia de la persona mayor la aceptábamos. Nos enseñaron a ceder el paso en las
aceras, el asiento en los medios de transporte, gesto que las personas mayores
agradecían.
Nuestros
padres, la mayoría de ellos, siempre hacían hincapié en que debíamos saber
presentarnos, dar los buenos días, saludar y despedirse porque así lo habían
aprendido de los suyos.
Se van perdiendo muchos de estos buenos modales. Tampoco podemos
ignorar otros "grupos" de chicos, aunque no todos, que por no sé qué
razón, quieren aparentar modernidad
y chulería al olvidarse de
todo principio básico educativo. Utilizan un lenguaje deplorable, creyéndo que son los reyes del mundo. Inconscientes de esta
vida, ya vendrá la realidad a situarles en su sitio, todo será cuestión de
tiempo.
Habría que analizar, no solamente a los chicos, sino a sus familias. Verdaderamente el problema
¿radica en ellos o en su familia? Viendo a muchos padres, podemos aventurar que
el chico tiene un futuro poco prometedor, sobre todo, en cuanto a los buenos
modales se refiere. "Manos que no dais ¿qué esperáis"? (uno de los sabios dichos de Santa Teresa).
Si en casa no se ve un buen ejemplo, partimos de una mala proyección para los
chicos.
No debemos generalizar, hay que dejar claro, a mi modo de ver, que hay maleducados en todos los ámbitos y
edades, Solamente hay que tratar de corregir, en la medida de lo posible, estos
hábitos diarios.
Los buenos modales son un conjunto de comportamientos socialmente aceptados
que reflejan respeto, cortesía y consideración hacia los demás. Estos son
fundamentales para crear un ambiente armonioso en la sociedad en una
convivencia diaria. Aquí señalamos algunos aspectos clave de los buenos
modales:
1. Saludos y despedidas: Es importante saludar y despedirse
de manera cordial. Un simple "hola" o "adiós" puede marcar
la diferencia en la percepción que los demás tienen de ti.
2. Por favor y gracias: Utilizar estas expresiones muestra
gratitud y respeto hacia los demás. Pedir las cosas amablemente y agradecer
cuando se reciben son gestos fundamentales.
3. Puntualidad: Ser puntual demuestra respeto
hacia el tiempo de los demás. Si llegas tarde, es importante disculparte y
explicar la razón de tu retraso.
4. No interrumpir: Escucha activamente a los demás y
evita interrumpir cuando están hablando. Espera tu turno para expresar tus
ideas.
5. No hablar con la boca llena: Durante las comidas, es
fundamental masticar con la boca cerrada y evitar hablar con la boca llena.
Esto contribuye a una experiencia más agradable para todos.
6. Ceder el paso: En situaciones como puertas
estrechas o pasillos, ceder el paso a los demás muestra consideración y
cortesía.
7. Evitar el uso excesivo del teléfono
móvil: En
situaciones sociales, trata de limitar el uso del teléfono para mostrar interés
y respeto hacia las personas presentes.
8. Cuidado con el lenguaje: Evita usar lenguaje ofensivo o
grosero. Sé consciente de tu tono de voz y el lenguaje corporal para evitar
malentendidos.
9. Ser agradecido: Expresa gratitud cuando alguien
hace algo amable por ti, ya sea un gesto pequeño o algo más significativo.
"Saber
estar" es una expresión en español que se puede traducir como
"saber comportarse" o "tener buenos modales" en situaciones
sociales. Esta expresión requiere tener la habilidad de comportarse de manera
adecuada y respetuosa en diferentes lugares y circunstancias. "Saber
estar" es la capacidad de adaptarse y responder de manera apropiada a las
diferentes situaciones.
En unas cuantas décadas el mundo ha
sufrido grandes transformaciones en muchos aspectos, como la economía, la
historia, la sociedad y las relaciones humanas. Las personas gozan de mayor
autonomía y libertad que en los siglos pasados y eso las ayuda a ser más
felices. Sin embargo, a causa de tantos cambios y novedades muchos han olvidado
lo importante que es tener un trato amable y correcto con los demás, considerar
su importancia como personas y expresarles nuestro respeto en las situaciones
diarias.
Resumiendo, una persona puede ser el que más conocimientos tenga de su
profesión o carrera profesional, pero sin una buena dosis de
"buenos modales" puede que sea la persona menos querida de su
entorno. Saber agradar, comportarse de modo correcto en cualquier ocasión,
mostrar nuestro mejor "imagen social" puede hacernos ganar la
simpatía de todo nuestro entorno. Ese cariño se refleja en la actitud de las
personas que nos rodean y se echa mucho de menos cuando falta.