Reumatología:
¿Se puede curar la artrosis?
La artrosis es un deterioro crónico de las articulaciones que suele alcanzar su clímax en la tercera edad, aunque en mucho casos los primeros signos radiológicos pueden verse a partir ya de los 20 años, y que, como tal es irreversible. Sin embargo, la actitud fatalista que se toma ante ella a menudo no está en modo alguno justificada. Aparte de tener un componente fundamental producido por los traumatismos repetidos, se ve influida por condiciones como el sexo femenino, la obesidad o la genética, al parecer relacionada con familias que tienen una mayor movilidad articular. Por lo tanto, la actitud fundamental ante ella es la prevención, actuando sobre los factores que pueden contribuir a su aparición o a exacerbarla cuando ya está presente. Entre estas medidas estaría el perder peso si hay obesidad, la utilización de bastones y otras ayudas en la vida cotidiana, correcto calzado que amortigüe la vibraciones y, por tanto los microtraumatismos articulares, etc. También los analgésicos y los antiinflamatorios pueden servir para aliviar el dolor y en muchos casos avanzados la cirugía puede resultar curativa.
¿Cómo puedo mantener mi movilidad el mayor tiempo posible a pesar de padecer artrosis?
No se debería contemplar la artrosis de un modo fatalista, como algo que habrá que sufrir sólo a costa de renuncias a una actividad normal, aunque el ejercicio inmoderado o el "maltrato" de una articulación estén contraindicados. En muchos casos será una buena idea perder peso, eliminando así la sobrecarga articular que supone la obesidad. La artrosis como tal no se cura, pero se puede tratar de aliviar sus manifestaciones, para ello es fundamental, en primer lugar, un buen diagnóstico, pero también una información adecuada sobre los síntomas y disfunciones, junto con unos consejos para una adecuada higiene articular. En muchos casos esto bastará para mantener una adecuada calidad de vida. Según las circunstancias, si es necesario se podrá indicar un tratamiento médico a base de analgésicos o antiinflamatorios que alivien los síntomas o, incluso, un tratamiento quirúrgico, tras el cual también se puede obtener hoy una calidad de vida aceptable.
El dolor ciático se debe a la compresión de las raíces nerviosas lumbares bajas y sacras, normalmente debido a la protrusión del disco intervertebral - hernia de disco- y esa presión sobre la raíz nerviosa es la que provoca el dolor y los signos neurológicos sobre el lado afectado. También otras causas distintas de la hernia de disco pueden producir esa compresión de las raíces, y habrá, por tanto, que descartarlas. En la mayoría de los casos, unos días de reposo en cama, resultarán suficientes, con una recuperación progresiva de la actividad física, recurriendo, cundo sea necesario, a los analgésicos. En caso más rebeldes habrá que recurrir a un reposo más prolongado y a mediadas como la tracción, que en conjunto basta para un 90 % de los casos. Como último recurso quedan las infiltraciones de corticoides o anestésicos y la cirugía. Sobre el ejercicio, habría que decir que aquellos que no llegan a producir dolor no parecen perjudiciales, aunque hay que procurar todos aquellos que supongan un esfuerzo excesivo y, sobre todo, levantar pesos.
¿Cuál es la causa y el tratamiento del dolor de rodillas que padecemos varios miembros de mi familia? En muchas familias parece haber una predisposición a estas molestias en las rodillas, que pueden deberse a un origen genético o, simplemente, ambiental, esto es, por unas condiciones de vida similares, como pueda ser una vivienda sin ascensor o un terreno accidentado que faciliten la sobrecarga articular. Por otro lado, el dolor en las rodillas puede ser referido, es decir, tener su origen en otra estructura anatómica, como la espalda o la cadera. Por tanto, la primera prioridad será establecer un diagnóstico preciso de las causas del dolor para después recurrir a un tratamiento específico que dependerá de esa causa, como inmovilización, tratamiento médico en enfermedades como la gota, analgésicos y antiinflamatorios en la artrosis, etc.
Diabetes: ¿Se hereda la diabetes?
No es exacto decir que la diabetes sea hereditaria del mismo modo que lo decimos, por ejemplo, de la hemofilia. Lo que sí está comprobado es que tiene un importante factor genético. Por ejemplo, en el caso de la diabetes tipo 1, la probabilidad de padecerla es de un 6 % para las personas que tienen un padre o hermano que ya la padece, frente a un 0,4 % en la población normal. Estas cifras, con ser significativas, están muy lejos de darnos un predicción precisa de quién va a padecer la enfermedad. Por otro lado, decimos que la diabetes tiene un origen multifactorial, lo cual quiere decir que la predisposición muchas veces no será suficiente sin otros factores desencadenantes. Y, en todo caso, hay que recordar que la enfermedad, o al menos no pronóstico, no se define por unos determinados patrones fisiológicos o químicos, sino por la existencia de daños o complicaciones, que muchas veces podrán ser evitados, o al menos, minimizados, con unas medidas preventivas y de estilo de vida adecuadas.
¿Cuáles son los factores de riesgo para la diabetes?
Para controlar la diabetes tipo 2, aquella que en principio no es insulinodependiente, lo esencial es un cambio en el estilo de vida. Para ello es fundamental una dieta cardiosaludable- baja en grasas y colesterol- y con alto contenido en fibra. Junto a ello son fundamentales el ejercicio, la pérdida de peso y dejar de fumar para prevenir las complicaciones de la diabetes.
¿Qué consejos hay que seguir para que los niveles de glucosa en la sangre se mantengan normales?En principio, es difícil fijar a priori los límites de "normalidad", pues para cada diabético hay unos "márgenes" diferentes. Por eso, lo recomendable es que estos límites se fijen individualmente para cada paciente por parte del médico, pues algunos pacientes presentarán síntomas con unos niveles más bajos que otros y algunos nunca presentarán síntomas, a pesar de unos niveles aparentemente elevados. Por eso si se comprueba que los niveles de glucosa pueden estar altos o demasiado bajos, o que se están aumentando las necesidades de insulina, o hay dudas sobre la dieta correcta, hay que acudir siempre al médico.
¿Por qué en unas ocasiones es más difícil controlar los niveles de glucosa que en otras?
En las personas con diabetes, los cambios en los niveles de glucosa dependen mucho más de la dieta que en la persona no diabéticas. Por ejemplo, el ayuno produce una bajada de glucosa que se manifestará sobre todo durante la noche o la madrugada, pero muchas personas tienen también una bajada reactiva de la glucosa entre las 2-5 horas después de una comida, precisamente cuando se ponen en marcha los mecanismos fisiológicos que se desencadenan tras los altos niveles de glucosa que se dan después de las comidas. En las personas diabéticas, esto puede estar influido por los fármacos o la insulina en dosis demasiado altas. Al mismo tiempo, también se pueden dar lugar a niveles elevados de glucosa por dosis demasiado bajas de insulina. Por otro lado el ejercicio físico no habitual también influye, así como las infecciones u otras enfermedades, que provocan una situación de stress al organismo, que, en el caso de los diabéticos, supone una mayor necesidad de insulina..
¿Hace falta que siga una dieta estricta aunque mi diabetes sea leve? Las formas más leves de diabetes pueden controlarse sólo con la dieta. Antiguamente se pensaba que la dieta tenía que ser baja en hidratos de carbona, pero hoy sabemos que se consigue un buen control de la enfermedad con una ingesta elevada de hidratos de carbono, siempre que se eviten los de absorción rápida, como los azúcares y dulces. Lo realmente importante es evitar las excesivas subidas de glucosa en la sangre, y eso por ejemplo depende mucho de una dieta en la que no que se consuma glucosa sola, sino acompañada con otros elementos, como lípidos y proteína. La fibra vegetal también retrasa, que no disminuye, la absorción de la glucosa, y es por tanto, muy recomendable. El objetivo del tratamiento será en cualquier caso minimizar los síntomas agudos que se deben a niveles demasiado altos o demasiado bajos de glucosa, y en prevenir las complicaciones a largo plazo. Al mismo tiempo, hay que controlar otros factores, que se pueden sumar a las complicaciones de la diabetes a largo plazo, como la hipertensión arterial, el consumo de tabaco, o la obesidad. Por lo tanto, las seguimiento de la dieta tienen una importancia capital en mantener unos niveles aceptables de glucosa y en minimizar la probabilidad de la aparición de complicaciones. Así que el padecer una diabetes en sus fases más iniciales no es dispensa para seguir una dieta adecuada que, en todo caso, nos permitirá al menos retrasar el momento en que sean necesarias otras medidas terapéuticas.
¿Hace falta que siga una dieta estricta aunque mi diabetes sea leve? Las formas más leves de diabetes pueden controlarse sólo con la dieta. Antiguamente se pensaba que la dieta tenía que ser baja en hidratos de carbona, pero hoy sabemos que se consigue un buen control de la enfermedad con una ingesta elevada de hidratos de carbono, siempre que se eviten los de absorción rápida, como los azúcares y dulces. Lo realmente importante es evitar las excesivas subidas de glucosa en la sangre, y eso por ejemplo depende mucho de una dieta en la que no que se consuma glucosa sola, sino acompañada con otros elementos, como lípidos y proteína. La fibra vegetal también retrasa, que no disminuye, la absorción de la glucosa, y es por tanto, muy recomendable. El objetivo del tratamiento será en cualquier caso minimizar los síntomas agudos que se deben a niveles demasiado altos o demasiado bajos de glucosa, y en prevenir las complicaciones a largo plazo. Al mismo tiempo, hay que controlar otros factores, que se pueden sumar a las complicaciones de la diabetes a largo plazo, como la hipertensión arterial, el consumo de tabaco, o la obesidad. Por lo tanto, las seguimiento de la dieta tienen una importancia capital en mantener unos niveles aceptables de glucosa y en minimizar la probabilidad de la aparición de complicaciones. Así que el padecer una diabetes en sus fases más iniciales no es dispensa para seguir una dieta adecuada que, en todo caso, nos permitirá al menos retrasar el momento en que sean necesarias otras medidas terapéuticas.
¿Si se padece diabetes, será necesario utilizar insulina?
Aunque los pacientes con diabetes no insulinodependiente tienden a tener un control de la glucemia cada vez más dificultoso, que a la larga es fácil que lleve a la necesidad de la administración de insulina, esto no es una regla fija. Lo importante a la larga es mantener un buen nivel de salud y una calidad de vida aceptable el máximo tiempo posible y evitar la aparición de complicaciones propias de la diabetes. En muchos casos incluso, se va a intentar retrasar todo lo posible la administración de la insulina precisamente con el fin de mantener una buena calidad de vida. No olvidemos que éste es el objetivo fundamental de toda intervención sanitaria, y sólo secundariamente lo sería el control de los niveles de glucosa. Por tanto, habrá que considerar cada caso individualmente y sopesar los beneficios y los riegos que el tratamiento con insulina puede suponer.
¿A qué complicaciones puede dar lugar la diabetes?Las complicaciones a que da lugar la diabetes vienen dadas por alteraciones a nivel de los vasos sanguíneos o de los nervios.
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