domingo, 25 de septiembre de 2016

LOS DESEOS DE UN ANCIANO


Deseos y peticiones de una persona mayor


Deseo que me hagas sentir que soy amado, que soy útil todavía, que no me crea  que estoy solo.

Deseo permanecer en mi casa o en la tuya.

Deseo que cuando comamos en la misma mesa, me des conversación a pesar de que yo apenas hable.

Deseo que me visites en la residencia, en caso de que te  veas obligado a internarme en ella.

Deseo que me ames por lo que soy y no por lo que tengo.

Deseo que me llenes de cariño y comprensión en esta última etapa de mi vida.

Deseo que no bromees de mi paso vacilante o de mi mano temblorosa.

Deseo que comprendas mi incapacidad de oír como antes, y que por lo tanto me hables despacio y claro, pero sin gritar, si no es necesario.

Deseo que tengas en cuenta que mis ojos se están nublando, y que no me eches en cara ni te rías de mí, cuando tropiezo o derramo la taza de café sobre la mesa.

Deseo que me ofrezcas asiento en el autobús y la preferencia en la acera, así como que respetes mi paso lento al cruzar la calle.

Deseo que tengas tiempo suficiente para escucharme sin prisas, aunque lo que yo te diga te importe poco o nada.

Deseo que no me digas “ya me has contado tres veces lo mismo” y me escuches, como si fuese la primera vez que te lo cuento.

Deseo que me recuerdes por los aciertos y éxitos de mi vida pasada, y que no me hables de mis errores y fracasos.

Deseo poder sentir la caricia de tu mano sobre la mía, y escuchar sin agobiarme palabras suaves de ánimo, cuando esté al final de mis días. Háblame entonces de la misericordia de Dios.  
                     
Gracias, mil gracias por atender mis deseos. Un día otros los harán posible para ti.      



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