La vida es una tarea que nos trajimos para hacer en casa.
Cuando uno mira… ya son las seis de la tarde; cuando uno mira… ya es viernes;
cuando uno mira… ya se terminó el mes; cuando uno mira… ya se terminó el año;
cuando uno mira… ¡ya se pasaron 50 o 60 años!
Cuando uno mira… ya no sabemos
más por donde andan nuestros amigos.
Cuando uno mira… perdimos al
amor de nuestra vida y ahora, es tarde ya para volver atrás.
Si me fuera dado un día más, una oportunidad, ya no miraría más
el reloj. Seguiría siempre de frente e iría jugando por el camino, viendo pasar
lo inútil de las horas. Sostendría a todos mis amigos y compañeros que ya no sé
por dónde andan, ni cómo están, y les diría: “Ustedes son extremadamente
importantes para mí.” Abrazaría fuertemente al amor mío y le diría: “Te Amo…!”
Hoy, por aquello de que ya algunos se nos adelantaron, te digo:
no dejes de hacer algo que te gusta por falta de tiempo. No dejes de tener
alguien a tu lado, porque tus hijos pronto no serán tuyos, y tendrás que hacer
algo con ése tiempo que resta. Lo único que vamos a extrañar será el espacio
que sólo se puede disfrutar con los amigos de siempre. Ese tiempo que,
lamentablemente, no vuelve jamás.
Es preciso eliminar el “DESPUÉS”. ¿Por qué dejamos todo para
después?:
Después te llamo.
Después lo hago.
Después lo digo.
Después, yo cambio.
Dejamos todo para después,
como si el *después* fuese lo mejor.
Después te llamo.
Después lo hago.
Después lo digo.
Después, yo cambio.
Dejamos todo para después,
como si el *después* fuese lo mejor.
No entendemos que:
Después, el café se enfría.
Después, la prioridad cambia.
Después, el encanto se pierde.
Después, temprano se convierte en tarde.
Después, la añoranza pasa.
Después, las cosas cambian.
Después, los hijos crecen.
Después, la gente envejece.
Después, el día es noche.
Después, la vida se acaba.
Después, el café se enfría.
Después, la prioridad cambia.
Después, el encanto se pierde.
Después, temprano se convierte en tarde.
Después, la añoranza pasa.
Después, las cosas cambian.
Después, los hijos crecen.
Después, la gente envejece.
Después, el día es noche.
Después, la vida se acaba.
No dejes nada para después, porque en la espera del “después”,
puedes perder los mejores momentos, las mejores experiencias, los mejores
amigos, los mayores amores y todas las bendiciones que Dios tiene para ti.
Después puede ser tarde.
El día es hoy.
El día es hoy.
YA NO
ESTAMOS EN EDAD DE POSPONER NADA.
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