sábado, 18 de diciembre de 2021

VIVIR

 

 El viaje de la vida

 


Quizás sea un problema tener mucho donde elegir, pero uno necesita tener opciones, cuando voy por la calle siento eso, un montón de posibilidades, cosas que veo de las que no sé nada pero que están ahí, esperándome, como una oportunidad. Coger de aquí y de allí. La vida está hecha de retales que componen la pieza.

Las cosas importantes dependen de instantes intrascendentes, una mirada, un gesto, estar en un sitio concreto a una determinada hora, un día exacto.

Un hola, un adiós, decir la palabra exacta en el momento en el que hay que decirla y tu vida cambia, en un ¡zas!, en un instante y dejas de ser el que podías haber sido para ser otro, varían tus costumbres, los bares donde vas, lo que comes, los viajes que hagas, las personas con las que te relacionas, los libros que leas, hasta tus hijos sufrirán esa influencia.

Un buen profesor influye en que elijas letras o números. Un buen maestro de lengua deja en ti, para siempre, una huella, estímulo o atracción para saborear la lectura, esa comunicación tan grata con distintos autores y personajes por ellos creados.

      

La vida se asemeja a un viaje en tren. Con sus estaciones y cambios de vía, algunos accidentes, sorpresas agradables en algunos casos, y profundas tristezas en otros. Al nacer, emprendes el viaje llorando y luego nunca deseas que termine ese viaje, te aferras a todos los recursos para hacer más largo ese viaje: Nos subimos al tren y nos encontramos con nuestros padres, creemos que siempre viajarán a nuestro lado, pero en alguna estación ellos se bajarán; nos dejan seguir el viaje, de pronto nos encontraremos sin su compañía y su amor irremplazable.

Algunos abordarán el tren para realizar un simple paseo, otros más, vivirán momentos de oscuridad o tristeza durante su viaje, y siempre encontraremos a quienes estén dispuestos para ayudar a los más necesitados. el viaje continúa, lleno de desafíos, retos, sueños, fantasías, alegrías, tristezas, esperas y despedidas… ¡Ah! y pasiones. La vida sin pasiones es mera supervivencia.

Tratemos de tener una buena relación con todos los pasajeros, busquemos lo que cada uno de ellos tiene para ofrecer. Cada una de esas personas dejan algo en tu corazón, que recordarás a lo largo de ese hermoso viaje

El gran misterio enigmático para todos, es que jamás sabremos en que estación nos tocará descender, tampoco donde bajarán nuestros compañeros de viaje, incluso de quien viaja sentado a nuestro lado.

A veces pienso en el momento que me toque bajar del tren, ¿quizá sentiré nostalgia, temor, alegría, angustia?, será doloroso y triste separarme de mis hijos dejándolos que sigan solos, de mis amigos y compañeros de viaje.. Pero me aferro a la esperanza de que, en algún momento, tendré la gran emoción de verlos llegar a la estación principal con un equipaje que no tenían cuando iniciaron su viaje.

Hagamos que nuestro viaje en este tren tenga significado, que haya valido la pena, “vivamos de manera que cuando llegue el momento de descender, nuestro asiento vacío deje lindos recuerdos a quienes continúan su viaje en el tren de la vida”.


      Seguimos viajando y viviendo sin conocer nuestra parada final, y llega otra Navidad, es por lo que, desde este humilde blog, aprovecho para desearos a todos los que nos visitáis: “Feliz Navidad” y un 2022 cargado de salud y felicidad ¡ah! y con muchas ganas de seguir viviendo, viajando en este tren que es nuestra vida y dando sentido a ese viaje.

 

 

¡FELIZ NAVIDAD!





jueves, 7 de octubre de 2021

España tendrá casi tantos jubilados como trabajadores en 2050

  

El Envejecimiento de la población


 Hoy nos hacemos eco del presente artículo publicado por el periódico digital 65ymas.com, que por su interés lo suscribimos y publicamos.

El envejecimiento de la población europea se ha acelerado en los últimos 20 años, haciendo que cada vez haya  un porcentaje más alto de jubilados ​respecto a la población activa. Esto paso sobre todo en España, Italia, Grecia, Portugal, Francia, Finlandia y Alemania, según las últimas cifras sobre la tasa de dependencia publicadas por Eurostat.

La oficina estadística ha calculado que la tasa de dependencia, que mide el número de personas en edad de trabajar respecto a los mayores de 65 años, ha aumentado hasta el 34,8% en 2020, casi 9 puntos más que en 2000. En otras palabras, menos de 3 adultos por cada jubilado, aunque en muchos países de la Unión Europea el dato es aún menor.

En la región griega de Evrytania se registra la tasa de dependencia más alta de la Unión Europea, con un 78,3%, lo que equivale a poco más de un adulto en edad de trabajar por cada persona mayor de 65 años. En España es Ourense (Galicia) quién registra la tasa más alta según las cifras comunitarias para 2020, un 56,9%, lo que significa que hay 57 pensionistas por cada 100 cotizantes a la Seguridad Social en la provincia gallega.

Zonas rurales o remotas

Eurostat cree que este fenómeno se debe a que la mayoría de estas zonas con alta tasa de dependencia son rurales, motivando la emigración de los más jóvenes en busca de empleo o estudios. En el otro extremo, encontramos las regiones ultraperiféricas francesas de Mayotte y Guyana, con un 6,1% y un 11,7%, seguidas de la isla de Fuerteventura, con 16,5 jubilados por cada adulto entre los 20 y los 64 años. 

Las provincias españolas presentaron en 2020 tasas de dependencia muy diferentes, con casi  3 trabajadores por cada jubilado en las provincias del sur y el Mediterráneo, mientras que en el norte de la Meseta y en la costa cantábrica esa proporción se aproxima a un pensionista por cada 2 personas en edad de trabajar. 

Esta situación afecta a la sostenibilidad futura del sistema público de pensionespara el que hacen falta cada vez más fondos para hacer frente al número de beneficiarios de esas prestaciones de jubilación. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) prevé que la tasa de dependencia alcance el 53% en 2050 y el Banco de España estima un 60%.

España de las más perjudicadas

Por otro lado, Eurostat calcula que la a proporción de trabajadores por jubilado se reducirá drásticamente en los próximos 30 años, situándose en una media del 56,7%, menos de dos adultos en edad de trabajar por pensionistaEspaña, Portugal, Italia y gran parte del sur y este de Europa se llevarán la peor parte de ese envejecimiento poblacional.

La oficina estadística estima que 4 de las 1.169 eurorregiones de nivel provincial que componen la UE haya más jubilados que ocupados en 2050, y entre las que hay 2 provincias españolas, Zamora, que será la zona de la UE con mayor tasa de dependencia con un 111,3%, más del doble que en 2020, y León, que ocupa en cuarto lugar con 100,8 pensionistas por trabajador.

Las otras 22 provincias españolas tienen una tasa de dependencia mayor del 75%, que supone poco más de un trabajador por cada jubilado, entre las que destacan Asturias, las 4 provincias gallegas, las 9 que componen Castilla y León, La Rioja, Cantabria, las 2 provincias extremeñas y Ciudad Real, Cuenca, Albacete, Bizkaia, Teruel y la isla canaria de La Gomera.

Las otras treinta provincias se mantendrán con poco más de 2 trabajadores por jubilado, incluyendo las que tienen más población, según Eurostat, cuyos cálculos estiman que haya más de 66 pensionistas por cada 100 cotizantes en Sevilla o Valencia, 60 en Málaga, 56,7 en Madrid o 53,8 mayores de 65 años por cada 100 adultos en edad de trabajar en Barcelona.

Tan solo habría 5 territorios se sitúan por debajo del 50% y todos ellos se encuentran fuera de la Península Ibérica. Melilla tendrá la tasa de dependencia más baja de España, con un 41%, más del doble que en la actualidad. La Palma, Fuerteventura, la ciudad autónoma de Ceuta y la isla de Ibiza contarán con más de 2 trabajadores por jubilado.

martes, 12 de enero de 2021

Así se reparten las pensiones de jubilación por España

 

Jubilaciones en España


La pensión media de jubilación ascendía en diciembre a 1.170,26 euros, un 2,34% más que hace un año.

Un total de 6,12 millones de personas cobran una pensión de jubilación en España, según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, lo que supuso en diciembre el abono de una nómina mensual de 7.168,76 millones de euros.

Cataluña es la región española con más jubilados, 1,1 millones de personas que cobran de media cada uno 1.191,05 euros, según los datos de diciembre. Por detrás se sitúan los 910.278 jubilados andaluces y los 786.244 madrileños. Estos últimos perciben además una de las nóminas más elevadas de España, con una cifra de 1.367,79 euros de media que se sitúa solo por debajo de País Vasco (1.437,71 euros) y Asturias (1.408,90 euros).

La pensión media de jubilación ascendía
en diciembre a 1.170,26 euros, un 2,34% más que el mismo mes del año anterior. Mientras, las nuevas altas de pensiones de jubilación en noviembre, última fecha disponible, son un 6,17% más cuantiosas que las nuevas pensiones de jubilación en el mismo mes de 2019, elevándose hasta los 1.371,62 euros al mes de media.


REPARTO DEPENSIONES Y PENSIÓN MEDIA POR AUTONOMÍAS:

 

viernes, 30 de octubre de 2020

Tiempo de otoño

LLEGÓ OTRO OTOÑO




Otra estación más luchando contra el “coronavirus”. Los rebrotes de esta “pandemia” han vuelto a surgir y nos hacen olvidar, un poco, la belleza de esta estación. Hace ya algo de tiempo que cogemos las chaqueta o jersey y, a veces el paraguas, siempre observando el cambio tan extraordinario con el que se manifiesta la naturaleza por estas fechas.

Este año, según los meteorólogos, dicen que el otoño comenzó el 22 de septiembre en el Hemisferio Norte y durará 89 días y 20 horas, finalizando con el solsticio de invierno, el 21 de diciembre. Ya notamos los días más cortos y las noches más largas, apetece arroparse un poco en la cama.

 Los tonos rojizos, anaranjados, violetas... nos ofrecen un espectáculo sin igual. y si a eso se añade el color que van tomando los árboles y arbustos, especialmente la vid, tan abundante en nuestro pueblo, una vez terminada la vendimia las cepas toman una belleza multicolor, desde verde, amarillo, rojo etc., creando un espectáculo extraordinario. También en otoño se recogen los últimos frutos del campo. Si por algo me gusta el otoño es precisamente por su colorido.

Gran parte de los animales se preparan para la hibernación, otros emigran hacia tierras más cálidas, como es el caso de las aves.  Es asombroso verlas al atardecer, atravesar el cielo todas juntas, volando en forma de uve hacia la dirección del sol, emitiendo unos atractivos graznidos que parece que nos dicen "¡adiós, hasta el año que viene!".

Esta metamorfosis de las estaciones nos cambia también a nosotrosCon el paso de las estaciones no solamente cambia la naturaleza que nos rodea, también transforma nuestros sentimientos y emociones, sintonizando con nuevos ritmos de luz y oscuridad, de calor y frío, cambios en la humedad y en los vientos que renuevan el aire, cambios de actividad en los ciclos del agua, flora, fauna etc.

No todo en otoño es belleza. El otoño se asocia tradicionalmente a la melancolía, nos retiramos del mundo exterior, física y psicológicamente, y nos volvemos hacia el interior. Pasamos menos tiempo al aire libre y estamos más en casa, dedicados a actividades menos abiertas que las del verano: leemos, conversamos y podemos volver a gozar del fuego del hogar. Encierra algo de melancolía el ver esa caída de las hojas de los árboles. Dentro del ciclo de estaciones, al otoño corresponde el atardecer en el día y a la culminación de la madurez en la vida. Es tiempo de sazón y de declive. El otoño, no solo se asocia con el declive, también lo asociamos con la decadencia.

¡Y qué más voy a deciros! Solo que os animo a disfrutar de este tiempo que ha venido, que viváis el momento con ilusión y esperanza, y que a pesar de los malos tiempos que corren, podamos sacar lo mejor de este otoño.

Los poetas, con gran agudeza en sentimientos, saben inmortalizar cualquier momento. Transcribimos el bello poema de Miguel Hernández al “triste otoño”.

 

 Otro otoño triste,

(Poema de Miguel Hernández)

 

Ya el otoño frunce su tul

de hojarasca sobre el suelo,

y en vuelo repentino,

la noche atropella la luz.

 

Todo es crepúsculo,

señoreando en mi corazón.

Hoy no queda en el cielo

ni un remanso de azul.

 

Qué pena de día sin sol.

Qué melancolía de luna

tan pálida y sola,

ay que frío y ay que dolor.

 

¿Dónde quedó el calor

del tiempo pasado,

la fuerza y la juventud

que aún siento latir?

 

Se fue quizás con los días cálidos,

de los momentos que a tu lado viví.

Y así esperando tu regreso,

otro otoño triste ha llegado sin ti.


lunes, 5 de octubre de 2020

Algunos hechos que nos marcaron

 


Las vivencias marcan a las personas


Todos aquellos que nacimos en los años cuarenta, y ahora casi octogenarios sobre nuestras espaldas, somos hijos de un tiempo y de una tierra de sabor hoy rancio y con tonalidad sepia, pero no menos válida y que merece la pena reivindicar. Surgimos en plena posguerra, guerra que aunque no conocimos sufrimos, involuntariamente, unos efectos que nos marcaron durante gran parte de nuestra vida. Lo que sigue es el recordatorio de unos cuantos hechos o experiencias que a nuestra generación le tocó vivir ¡Ojalá sirva de acicate para que las nuevas generaciones nos comprendan mejor!


Pasamos una infancia teniendo como patio y escuela la calle, entonces llena de vida y sana confraternización, ¡qué buena escuela la calle!. Allí, fuimos elegidos para jugar, o no, pero por muy fuertes que fueran nuestras peleas, hasta nos “canteábamos”, pero siempre todo se olvidaba, nuestra consigna era no guardar rencor. Nuestras carestías, entre ropas zurcidas o remendadas, antes heredadas de hermanos mayores, las sustituíamos, con un gran poder de imaginación, construyendo carros con cajas de zapatos y otros juegos que improvisábamos con madera, palos, cuerdas etc. Juegos que trataban de imitar a nuestros mayores, aprendiendo a ser como ellos.

Jugábamos también a pídola, al marro, al aro, a los santos -recortando cajas de cerillas gastadas-, a la peonza, al escondite, a un juego que llamábamos “los oficialillos” –con él tratábamos que el equipo contrario adivinara un oficio que nosotros representábamos con mímica-. Las chicas al corro, a las muñecas, a las tabas y a saltar la cuerda etc.

 

Manifestábamos ilusión y esperanza por unos Reyes que, cuando mucho y excepcionalmente, nos traían el caballo de cartón o la muñeca. Distraíamos nuestra impaciencia con cualquier cosa entre tebeos o colección de cromos, cuando las obligaciones nos dejaban, ya que desde pequeños también nos tocaba trabajar en el campo, algunos de rapaces, a otros se nos encomendaban faenas de la era, el cuidar de los animales de casa y todos hacíamos los recados que nuestra madre nos encomendaba.

 

En la escuela, memorizábamos todo con la pedagogía de entonces: ”la letra con sangre entra”; en la mayoría de los casos sin la motivación y estímulo correspondiente. La enciclopedia Álvarez o Dalmau, plumier de madera - cuando no era sustituido por una caja de chapa- y dos tinteros en cada pupitre bipersonal. Estudiábamos distintas materias principales, había una muy peculiar en bachillerato a la que llamábamos, o llamaban: Formación del Espíritu Nacional. Siempre con una separación de niños y niñas, lejos de la coeducación actual. 


Ya practicábamos el fútbol, hoy deporte rey, dábamos patadas a la pelota en cualquier era y teníamos como porterías a ambos lados unas piedras o algunos abrigos o jerseys. Tener un balón de cuero, que llamábamos de reglamento, era el anhelo al que todos aspirábamos.


Apareció en nuestra adolescencia la televisión, íbamos a ver partidos de fútbol y corridas de toros al primer bar que adoptó tal innovación en el pueblo, o a la casa de los vecinos privilegiados que la poseían, siempre con aquella mala resolución e interferencias de aquellos primeros años de emisión.

 

Dado que la Educación Sexual fue nuestra asignatura pendiente, la inocencia y descubrimiento del sexo era a costa de otros chicos mayores, con las aberraciones correspondientes. Cine, sujeto a los cotidianos cortes, que señalaba aquella férrea censura que controlaba entonces aquel "nacionalcatolicismo".

 

Ya adolescentes fuimos testigos de la aparición del vaquero, bikini o minifalda y los primeros en ponernos aquellos pantalones campana. El fumar molaba y nos hacía, en apariencia, mayores; así en las fiestas de San Roque o Carnaval comprábamos, entre dos o tres, una cajetilla. El problema era quien la guardaba oculta y lejos de la visión de nuestros padres. De repente, entrábamos en quintas y a la mili nos llevaron para hacernos hombres, según decían.


En nuestro entorno, aunque éramos felices, iba trascurriendo la historia marcada por la posguerra, que aún se respiraba, Radio Andorra y el diario hablado (parte) de las dos y media, la copla y los ritmos de fuera, la señorita Francis, radionovelas, así como los discos dedicados; acontecimientos como la bomba de Palomares y la llegada del hombre a la Luna, Vietnam y Guinea española, el Che, el Lute y Castro; Guerra fría y la de los 6 días, Muro de Berlín, caso Matesa, Gibraltar español, OTAN sí y no,  Primavera de Praga, Mayo del 68; primeras elecciones y transición a los toques de "Libertad sin Ira".

            

Son muchos historiadores, de distinta índole e ideas, que han analizado el origen de la guerra civil, que tanto ha marcado y sigue marcando a los españoles. Siempre he opinado que no tenía que haber existido, creo que tanto la izquierda como la derecha, de entonces, no hicieron nada para evitar dicha confrontación entre hermanos. Algunos extremismos de izquierda fueron intolerantes y poco respetuosos con las ideas religiosas. Creo que la vida espiritual y religiosa de las personas, sea cualquiera la religión que practiquen, debe de ser respetada y tolerada por todos los demás; así mismo, respetar igualmente a los no creyentes, ni persecución a los creyentes, ni tampoco inquisición a los no creyentes. Una derecha que no supo perder unas elecciones y nos llevó a ese levantamiento fratricida. La solución, bajo mi punto de vista, hubiera sido menos odio, más diálogo y una buena comprensión.

 

Lamentablemente, en los tiempos de la pandemia que recientemente hemos vivido, y lo que nos toque por vivir, hemos observado la falta de criterios de unidad ante ese enemigo común (Covid-19) tanto de la izquierda como de la derecha. Deberíamos olvidar ese odio que aun existe entre españoles como secuela de aquella confrontación de hace ya 84 años y que, tristemente, muchos medios de comunicación se encargan de revivir generando odio. Es tiempo ya de arrinconar aquel triste pasado y de pensar en un símbolo monocolor para todos y no en aquel azul y rojo que nos dividía. Nos esperan tiempos difíciles de recuperación económica y antes lo superaremos trabajando todos al unísono.

  

 

Por último, TOLERANCIA y RESPETO. Seguir siendo tan amigos de aquellos que piensan distinto a mí. Que las diferencias políticas no sean motivo de enemistades. Estamos condenados a vivir juntos y entendernos.

jueves, 23 de julio de 2020

Zamora la provincia más envejecida de España

La caída de la natalidad envejece a las ciudades

Zamora es ya la provincia más envejecida de España, y la tendencia es que cada vez haya más personas mayores y menos jóvenes. Noticias preocupantes que en esta ocasión se encarga de difundir la Fundación Adecco, que ha llevado a cabo un análisis estadísticos con datos del INE y concluye que el índice de envejecimiento de Zamora supera el 300%. Esto es, hay tres veces más jubilados que menores de 16 años. Zamora es la provincia más envejecida de una de las comunidades con más jubilados. De hecho, la tasa de envejecimiento de la comunidad (201%) es la tercera más alta de España, solo superada por Asturias (224,5%) y Galicia (202,1%). El índice de envejecimiento nacional es del 125,7. 

El informe incide en que la tasa de natalidad en Castilla León sigue hundiéndose y en 2019 cayó hasta el 5,9% (5,9 nacimientos por cada 1.000 habitantes). Por su parte, la esperanza de vida continúa su escalada y el pasado año se situó en Castilla León en 84,2 años.
En este contexto, la Fundación Adecco reabre el debate del talento senior como única alternativa para el futuro de España. "Ante cifras de envejecimiento de tal magnitud no es de recibo que un 40% de las candidaturas de los mayores de 55 años siga descartándose en los procesos de selección", destacó Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco. "Las políticas activas de empleo son el instrumento clave para que los seniors actualicen sus competencias y puedan competir en el mercado con garantías", dijo.
El estudio constata que en una década se ha disparado este porcentaje, ya que en 2010 estaba en el 175,99 por ciento, es decir, ha crecido en esos años más de 25 puntos. Respecto al dato de 2019, el dato se elevó en cuatro puntos porcentuales.
El documento revela que la tasa de envejecimiento por provincias, es mayor en Zamora, 304,18 por ciento, seguida por León, 241,03 por ciento; Salamanca, 215,84 por ciento; y Palencia, 215,16 por ciento. Asimismo, el valor porcentual en Soria es del 194,88 por ciento; en Ávila, del 197,76 por ciento; en Burgos, del 175,56 por ciento; en Valladolid, del 166,98 por ciento; y de Segovia, del 160,78 por ciento.
La relación cotizante-pensionista cerró 2019 con una cifra de 2,2, considerándose una ecuación sostenible a partir de 2,5. "Este valor mínimo no garantiza, en el corto plazo, la sostenibilidad del sistema de pensiones y exige dar respuesta urgente a retos como la cronificación sistemática del desempleo entre algunos segmentos de la población o el desarrollo de nuevos nichos de mercado".

miércoles, 20 de mayo de 2020

Sin ancianos no hay futuro. Manifiesto europeo para la rehumanización de la sociedad. No a una sanidad selectiva




CORONAVIRUS



Habrá que revisar muchas cosas en los sistemas sanitarios públicos y en las buenas prácticas necesarias para llegar a todos y curarlos con eficacia. Pero nos preocupan especialmente las tristes historias de mortaldades de ancianos en residencias. Todo esto no habría ocurrido si no se estuviera abriendo paso la idea de que se pueden sacrificar sus vidas en beneficio de otras. Es lo que el Papa Francisco define como "cultura del descarte", que priva a los ancianos del derecho a ser considerados personas y los relega a ser solo un número y, en algunos casos, ni siquiera eso.

En muchos países, ante la necesidad de atención sanitaria está surgiendo un modelo peligroso que fomenta una "sanidad selectiva" que considera residual la vida de los ancianos. Así, su mayor vulnerabilidad, su avanzada edad y el hecho de que pueden ser portadores de otras patologías justificarían una forma de "elección" a favor de los más jóvenes y de los más sanos.

Resignarse a una solución de este tipo es humana y jurídicamente inaceptable. La base de la ética democrática y humanitaria consiste en no hacer distinción entre personas, ni siquiera a causa de su edad. Se trata de principios que forman parte de una visión religiosa de la vida pero también de los derechos humanos y de la deontología médica. No se puede aceptar ningún "estado de necesidad" que legitime o dé cobertura al incumplimiento de dichos principios. La tesis de que una menor esperanza de vida comporta una reducción "legal" del valor de dicha vida es, desde un punto de vista jurídico, una barbaridad. Que eso se produzca a través de una imposición (del Estado o de las autoridades sanitarias) ajena a la voluntad de la persona representa un intolerable atropello añadido de los derechos de la persona.
La aportación de los ancianos sigue siendo objeto de importantes reflexiones en todas las culturas. Aceptar que no tienen el mismo valor significa romper la trama social de la solidaridad entre generaciones y desmembrar toda la sociedad. No podemos dejar morir a la generación que luchó contra las dictaduras, que trabajó por la reconstrucción después de la guerra y que edificó Europa. Aceptar la muerte "anticipada" de los ancianos a causa de una mentalidad utilitarista es una hipoteca para el futuro, pues divide la sociedad en clases de edades e introduce el peligroso principio de que no son iguales.

Creemos que es necesario reafirmar con fuerza los principios de igualdad de tratamiento y de derecho universal a la asistencia sanitaria conquistados en los últimos siglos. Es el momento de dedicar todos los recursos que sean necesarios para proteger el mayor número de vidas posible y para humanizar el acceso a la atención sanitaria para todos. Que el valor de la vida sea siempre igual para todos. Quien rebaja el valor de la vida frágil y débil de los más ancianos, se prepara para desvalorar todas las vidas.

Con este llamamiento expresamos nuestro dolor y nuestra gran preocupación por el elevado número de ancianos que han fallecido en estos meses y esperamos que se desate una revuelta moral para que cambie la dirección en la atención sanitaria a los ancianos y para que estos, sobre todo los más vulnerables, jamás sean considerados un peso o, aún peor, inútiles.

martes, 5 de mayo de 2020

Seguimos luchando contra el virus Covid-19


Unidos venceremos



Van pasando los días, ya casi 40, en este monótono confinamiento en nuestros hogares. Como bien me decía un amigo: “mejor estamos en casa que en un hospital”. Parece imposible que los que antes presumíamos de ser poco caseros: con paseo matinal, compra, partida de 3 de la tarde, estemos venciendo aquellos hábitos sometiéndonos a esta reclusión con convicción y así evitar, dada nuestra edad en declive, el contagio de la epidemia que nos rodea. 


Son muchas las limitaciones a las que nos somete esta pandemia de índole mundial, algunas de tipo social que nos aleja de aquellos amigos cotidianos, pero creo que las que más añoramos son la ausencia en nuestras vidas de hijos y nietos. A veces, suplimos esta ausencia, aprovechando los grandes medios de comunicación actuales, (móvil, videoconferencia, skipe), aunque muy alejados todos ellos de suplir ese calor físico y presencial de una familia reunida. Claro que, pensándolo bien, aunque sea una paradoja, no ser visitado por hijos y nietos se convierte en un acto de amor ya que los besos y abrazos son armas arrojadizas del virus.  

Me paro a pensar, a veces, que todo que nos está pasando es un aviso en defensa de esta Naturaleza que tanto maltratamos: contaminando la atmósfera, los ríos, los mares, y todo nuestro entorno. Tenemos un excesivo consumismo y creíamos controlar todas las fuerzas y recursos de la madre Naturaleza, ¡Qué incautos!, Ésta ha descargado un rayo de ira sobre nosotros en forma de un virus, que surge imprevisible, inesperado e incontrolable, y que nos está haciendo débiles e impotentes ante tal combate.

A la caída del sol en esta primavera rompemos nuestro silencio con aplausos, en un gesto de gratitud hacia nuestros sanitarios, que arriesgan su vida en su contacto directo con enfermos infectados por el “coronavirus”. Son muchos los sanitarios que han sido infectados en Centros de Salud y Hospitales, yo mismo he vivido dicho contagio sanitario en la persona de un hijo. Esos aplausos de coraje vienen acompañados de miradas, saludos y gestos cómplices entre vecinos que, pese a vivir en la misma calle, quizá no nos conocíamos, pero ahora nos sentimos unidos ante un enemigo común, reflejando en nuestros rostros blancos y pálidos un signo de esperanza. Me enorgullece el saber que en mi pueblo también se tiene este gesto diario, de agradecimiento al personal sanitario que está ejerciendo una ardua labor, arriesgando sus vidas, con tal de salvar las de los demás.

Son muchos los amigos y conocidos que nos han dejado, no han podido vencer esta pandemia. La muerte siempre es triste para los familiares y amigos del difunto, ahora se le añade a esa tristeza la soledad de los entierros. El Ministerio de Sanidad ha prohibido los velatorios, tanto en lugares públicos como privados y domicilios particulares. Se limita el número de acompañantes a tres allegados. Las iglesias han cerrado y los muertos salen por la puerta de servicio de esta vida. No hay acompañamiento de amigos, familiares, ni cortejo fúnebre en ese último adiós. Aunque nos duela es necesario para evitar males mayores, lo que no quita el sentimiento de impotencia y desgarro que produce. Evocamos la rima de Bécquer… ¡Qué solos se quedan los muertos…y sus familias!
Me ha llegado un video que me ha impresionado, son las manifestaciones de una española, hija de padre español y madre japonesa, sobre los comportamientos y respuestas que da la sociedad japonesa a la hora de afrontar una crisis como esta:
Se pregunta ¿Por qué Japón con 130 millones de habitantes y su proximidad a China no ha tenido un crecimiento de coronavirus exponencial, como por ejemplo España e Italia? Ha tenido una propagación sólo lineal. Parece algo inexplicable ya que es un país sujeto a catástrofes como: terremotos, tifones, tsunamis etc. Sin embargo, el comportamiento y la cultura individual del japonés tiene siempre como horizonte LA COLECTIVIDAD: “El bien del todo es más importante que el bien de una parte”, es decir que cada individuo contribuye al bien común de todos.
Deberían tomar ejemplo nuestros políticos de esa “colectividad” del pueblo japonés. Es bochornoso que, tanto el partido del gobierno como los de la oposición, en la jornada del día 9 pasado en el Congreso de Diputados, se culpaban ambos de las muertes del “coronavirus”. Creo que las actitudes de nuestros políticos se parecen a un mundo de locos: los grupos independentistas. más otro extremista de derecha votan “no” a la segunda prórroga del estado de alarma, pero no porque la vean innecesaria sino por espíritu de contradicción. Éste último, se limita a judializar todo, no aportando nada positivo a esta crisis, solo un proyecto anticostitucional y poco democrático para destituir al Gobierno. Lo único viable, legal y democrático para derrocar al Gobierno, con mayoría simple, es plantear una moción de censura en toda regla, como le fue planteada al anterior presidente Rajoy.

Las críticas a la acción del Gobierno son no solo legítimas, deben de se imprescindibles en tiempos de democracia, pero no una oposición lanzando acusaciones duras, insinuaciones desleales que están degenerado en pura miseria electoral. Podría añadir algo más: lo que estamos observando en el Parlamento es una insensatez, así como una irresponsabilidad grave de sus señorías, ya que desmoraliza al ciudadano de a pie que lleva 40 días con responsabilidad y paciencia este confinamiento. En una palabra, el pueblo español, que se muestra paciente, responsable y resignado en casa en su aislamiento, no se merece este tipo de políticos.

El “coronavirus” no entiende de colores ni de partidos, ni de pobres ni ricos, a todos nos afecta por igual. Tanto Gobierno como oposición tienen la responsabilidad de ir juntos y unificar criterios para vencer esta pandemia, y juntos tomar medidas ante los efectos nefastos que sufrirá nuestra pobre economía.

Como persona, entrando en eso mal llamado tercera edad, hago un llamamiento a todos los de mi generación y más mayores, para que se queden en casa y no salgan a la calle, que lo más necesario se lo compren sus hijos o vecinos. Somos por nuestra edad los más vulnerables, circunstancia esta por la cual debemos extremar todas las precauciones necesarias para no coger este dañino “coronavirus”.