jueves, 15 de junio de 2023

La epidemia silenciosa de la soledad.

 

La soledad no deseada

 

    No es lo mismo la soledad deseada por nosotros mismos, que la soledad que las circunstancias de la vida y la sociedad nos impone. Esa soledad elegida resulta enriquecedora y favorable para nuestro desarrollo personal, para meditar, en silencio, sobre nuestros comportamientos con los demás, así como las decisiones a tomar.

       Hoy, vamos a tratar de esa soledad no elegida por nosotros que la edad y la sociedad nos la impone irremediablemente. Esta soledad impuesta es considerada y denominada como “La epidemia del siglo XXI”, En cualquier caso y situación, la soledad no deseada tiene graves consecuencias para la salud. Además de afectar al bienestar psicológico de las personas, se asocia con peores niveles de salud, tanto física como mental, y mayor riesgo de mortalidad, lo que, en las etapas finales de vida, implica una peor calidad de vida, haciendo mella en la gente mayor, entre los que me incluyo.

Este fenómeno creciente en esta época está provocado, sobre todo, por el aumento de hogares unipersonales y nuevos tipos de familias, pero nunca es por una sola causa y por eso intervienen otra serie de circunstancias como pueden ser el descenso de la natalidad, la tendencia a relaciones personales cada vez menos duraderas, matrimonios rotos, el paro o la precariedad en el empleo y hasta la frenética vida en las grandes ciudades. El declive de la familia, auténtica unidad esencial de la sociedad, tiene mucho que ver con la epidemia de la soledad. Cada vez hay más divorcios, familias desestructuradas, cuyo final pasa a convertirse en hogares unipersonales.

  La soledad no deseada ya era un tema recurrente en los medios de comunicación, y de forma diaria, muchos de los artículos consultados reflejan, además, el impacto que ha tenido la pandemia del COVID-19 en este terreno, que ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las personas mayores. Precisamente, para mantenerlas a salvo, se las aisló y privó de la compañía, del contacto con otras personas, de socializar… Nuestra cultura se rige por la convivencia física, y la carencia de esta se ha convertido en un aumento del riesgo.

   Para hacer frente a este problema sería necesario buscar soluciones por parte de instituciones públicas, ya sea a base de psicólogos que reconforten tales sentimientos etc. Hay países en que los gobiernos de turno, como el caso de Reino Unido que, preocupados por tal epidemia, han establecido o creado un ministerio de “Soledad y Familia”. La sociedad actual está marcada por las nuevas tecnologías, que, a veces, nos aíslan, y los individualismos deben virar hacia el cuidado a los demás. Hay que concienciar e involucrar al resto de la sociedad, incluyendo a los convecinos de su entorno. Atajar el problema es una responsabilidad conjunta. El resto de las personas también tenemos que ser un poco responsables de esta soledad que sufren muchos ancianos, a los que, a veces, marginamos por razón de su avanzada edad.

 ¿Qué podemos hacer ante la soledad rural?

      Hay muchas y diversas actuaciones que pueden realizarse para prevenir y reducir los sentimientos de soledad en el ámbito rural. Por un lado, estarían todas las actuaciones que podríamos englobar en la prevención de la despoblación de zonas rurales (políticas, de empleo, mejorar la fiscalidad, accesibilidad, transporte y conectividad), sin personas disponibles físicamente es muy complicado establecer o crear relaciones, fomentar el asociacionismo y aumentar los recursos comunitarios que favorezcan el encuentro y la participación social (clubs sociales, comercios, zonas de recreo, etc.). Los bares en el mundo rural, aunque no todos los pueblos tienen, son los lugares de contacto, ocio y convivencia de la mayoría de sus habitantes. Allí, aparte de tomar un vino, cerveza, café o refresco, también se juega a las cartas (tute, mus etc.) A la hora de emprender una partida de cartas no se debe marginar a los ancianos, que acudan allí, aunque manifiesten pequeñas limitaciones en su mente. No ignorarlos, participando y compartiendo con ellos esos juegos lúdicos. Creo que una actitud de rechazo fomenta el aislamiento, la frustración y a la postre la soledad de ellos.

 El miedo a la soledad:

Todo el mundo tiene miedos, y es importante tenerlos, a medida que crecemos nuestros temores cambian y el miedo a la soledad que siente un adulto es el miedo al abandono que siente un niño, en diferentes escalas, pero en los dos casos tiene que ver con una angustia provocada por algo imaginario. Si no aprendemos a controlar ese miedo, lo hacemos nuestro, nos invade, y ello trae tristeza, depresión, baja autoestima, desmotivación, incertidumbre y ansiedad, que influye en nuestro día a día, nos frena en la toma de decisiones y en el disfrute de pequeños placeres, nos distorsiona creándonos un constante y perdurable malestar.

martes, 14 de marzo de 2023

De los anteriores asilos a las actuales residencias geriátricas.

 

Asilos y residencias


Antes, las personas mayores envejecían en sus casas cuidadas por sus hijos. Siempre eran las mujeres las que afrontaban esos cometidos. La sociedad daba a las mujeres en exclusividad las siguientes tareas: el cuidado y limpieza de la casa, confeccionar ropa, el cuidado, en el mundo rural, de los animales domésticos que allí convivían y atender y cuidar de los ascendientes mayores de una y otra parte ¡Como si los hombres no tuvieran manos y sentimientos para tal actividad! Llevaban éstas en el reverso del carnet de identidad las siglas S.L. que las marcaba a sus labores, labores muy amplias como atributo de su condición femenina. Deberes que la costumbre y la sesgada educación imperante les imponían. Sus Labores que en sentido más amplio y sincero debería haber dicho: sus multilabores.

       En aquellos tiempos había centros benéficos llamados asilos para acoger a pobres de solemnidad, así como aquellos mayores que no tenían familia, o si la tenían no querían saber nada de ellos. Si unos hijos optaban por ingresar en tales instituciones a sus padres, la sociedad les tachaba de malos hijos por abandono de sus ascendientes en esa última etapa.

Los tiempos, afortunadamente, han cambiado. ya la mujer no tiene por exclusividad S.L. ya que desempeña un puesto de trabajo en esta sociedad igual que el hombre.

Ahora que la mujer ha entrado en el campo laboral, los trabajos domésticos han dejado de ser exclusividad de ella, repartiéndose con cierta equidad por ambos partes. El problema se presenta cuando uno de los ascendientes que, por razón de su edad, no es autosuficiente y requiere cuidados intensivos durante todo el día. Al trabajar marido y mujer fuera del hogar no le pueden atender, ni tampoco su economía les permite contratar asalariados para tal cometido. Esta es la causa principal del nacimiento de otros internamientos para nuestros mayores, que ahora llamamos Residencias. La palabra suena mejor que asilo, y esta sociedad, tan hipócrita y crítica en épocas anteriores, aprueba y asimila tal novedad.

Hemos de resaltar otra opción, que es mantener a los mayores en su hábitat natural, es decir en su domicilio bajo la tutela y ayuda de cuidadoras. Un considerable número de cuidadoras, casi todas inmigrantes, han encontrado trabajo atendiendo a personas mayores, personal español raramente se encuentra para ello; es por lo que los gobiernos de turno deberían premiar a tales cuidadoras con la concesión inmediata de la nacionalidad española, dada la dura tarea que desempeñan velando por nuestros mayores.

Las buenas residencias de mayores ofrecen ciertos atractivos a los residentes como: atención médica personalizada, envejecimiento activo, cuidado personal, entornos seguros, mejora de las relaciones sociales, alimentación adecuada, control de la medicación, prevención de enfermedades patológicas etc. Creo que todo es interesante, aunque dichas residencias carecen de esa sustitución del entorno familiar y afectivo que antes gozaba el actual residente.

miércoles, 14 de diciembre de 2022

La vejez que nos toca vivir

 

Hablemos de la vejez


Nos preocupa esa etapa de la vida llamada vejez, en la que estamos inmersos una buena parte de ciudadanos, entre los que me incluyo. Por otra parte, hemos sido más afortunados que esos amigos y compañeros que conocimos y que no la podrán disfrutar por haber quedado en ese camino que no pudieron recorrer. Sé que la longevidad del ser humano actual es mucho mayor que la correspondiente al siglo pasado; entre las causas principales podíamos señalar: los cuidados que, en la actualidad, la geriatría desarrolla en esta etapa llamada “vejez”, otra podría ser el desarrollo e implantación de las jubilaciones, que antes no existían, y cuando una persona dejaba de trabajar, por razón de su edad, se encontraba económicamente a merced de la ayuda o caridad que les ofrecieran sus hijos y nueras. En una palabra, la vejez ha mejorado en calidad de vida.,

       ¿Qué es la vejez?

La vejez es un proceso fisiológico común a todos los seres humanos, y en ella se producen cambios físicos, psicológicos y sociales. La sociedad considera que la vejez, o tercera edad, empieza a los 65 años. Es en este momento donde las personas sufren un punto de decadencia en sus vidas. Los cambios en la vejez no son iguales en todas las personas, y no todo el mundo se enfrenta de la misma manera a ellos. Hay mayores que disfrutan de una buena calidad de vida, y otras no, por no disponen, estos últimos, de una buena salud tanto física como mental para enfrentarse a esta nueva etapa.

Cada persona somos un mundo. Por ello, en función de las capacidades y experiencias de vida de cada uno, se desarrollan unos cambios u otros. Esta etapa está caracterizada por ser el momento donde llega la jubilación, o ser abuelo, que sigue a la etapa de la madurez.

La calidad de vida en la vejez es posible mejorarla   pero requiere un pequeño esfuerzo por parte de los mayores. Es importante realizar una actividad física moderada, así como mental, para estimular y mantener activas dichas capacidades y así evitar un deterioro temprano.

Cuando llega esta etapa los cambios no se producen de golpe. El envejecimiento puede ser un proceso largo, y a medida que va avanzando se producen unos cambios u otros. Podemos considerar tres etapas de la vejez.

La prevejez que comprende desde los 55 a los 65 años. Los cambios aún son leves, pero las funciones ya pueden experimentar algunos cambios. Pueden aparecer cambios en el sueño, la digestión o la masa muscular. Asimismo, las mujeres experimentan cambios hormonales, como la llegada de la menopausia.

Vejez, propiamente dicha, creemos que esta segunda etapa comprende entre los 65 y los 79 años. En este momento los huesos empiezan a volverse más frágiles, se deteriora la capacidad de aprender y asimilar, los esfuerzos físicos cada vez cuestan más, y empiezan a aparecer problemas digestivos, auditivos o de visión, aunque aún se es capaz de llevar una vida “normal”, con o sin ayuda.

 

La ancianidad, creemos que esta última etapa da comienzo a los 80 años. Puede producirse pérdida ósea y muscular, por lo que la autonomía empieza a verse afectada. Así mismo, pueden aparecer patologías más graves, como el Alzheimer o el ictus. En este momento, la integración y la capacidad de mantener las relaciones sociales es muy importante. Esto ayuda a evitar el aislamiento y la soledad, mejorando la autoestima de la persona.

Cuidados en la vejez

Para llegar sanos a la vejez y poder disfrutar de la tercera edad, es necesario impulsar y fomentar un envejecimiento activo, así como llevar una vida sana y equilibrada. Los cuidados en la vejez dependen de cada persona. No obstante, existen unas pautas que pueden ayudar a mantener un buen estado de salud: 

Buena alimentación

Llevar una dieta equilibrada es muy importante. Se deben evitar las grasas y el azúcar y aumentar las raciones de frutas y verduras, así como beber suficiente agua para mantener hidratado el cuerpo y la piel.

Actividad física moderada

Realizar ejercicio físico es muy importante para mantener activo y saludable el cuerpo. Es cierto que en la vejez el ejercicio físico cada vez cuesta más, pero los paseos diarios son una buena manera de mantenerse activo.

Revisiones médicas

Cuidar de la salud es esencial para mantenerse joven. Realizarse chequeos habitualmente es muy importante, de cara a prevenir enfermedades que puedan aparecer en un futuro.

Cuidado del cuerpo

Verse bien, cuidado y aseado es muy importante para el bienestar del mayor. Cuidarse la piel, el pelo o acudir al podólogo son algunas de las actividades que el mayor puede realizar para un buen envejecimiento activo.

Cuidado de la mente

Igual que se debe mantener activo el cuerpo, es necesario mantener activa la mente. A través de diferentes actividades, como la lectura, la escritura, etc., el mayor puede desarrollar y mantener unas buenas capacidades mentales que ayuden en la prevención de posibles demencias.

Participación social

Para una buena salud mental, es importante relacionarse con amigos, familia, antiguos compañeros de trabajo, etc. Esto ayudará a mantener una actitud activa y positiva ante la vida, además ayuda a evitar la soledad.

Evitar malos hábitos

Es necesario evitar el tabaco y el consumo abusivo de alcohol, así como otras drogas, si se quiere llevar un buen envejecimiento activo y mantenerse sano. 

Adaptar la casa

En la tercera edad pueden producirse problemas de movilidad por lo que es necesario adaptar los baños, las escaleras y todo aquello que pueda suponer un problema. Además, esto ayudará a mantener la independencia del mayor durante más tiempo.

Aceptar y aprender del envejecimiento

Aceptar el envejecimiento ayuda a disfrutar más de esta etapa. Ayudar al mayor a entender las limitaciones, dándole herramientas para disfrutar. La vejez es solo una etapa más, por lo que hay muchas actividades y planes para disfrutar, solo o en compañía.


Por último, ha revolucionado un sector de la ciencia sobre la posibilidad de transformar células adultas a otras de etapas más tempranas. Los científicos avisan de que no seremos inmortales, el objetivo es alargar la calidad de vida.


sábado, 18 de diciembre de 2021

VIVIR

 

 El viaje de la vida

 


Quizás sea un problema tener mucho donde elegir, pero uno necesita tener opciones, cuando voy por la calle siento eso, un montón de posibilidades, cosas que veo de las que no sé nada pero que están ahí, esperándome, como una oportunidad. Coger de aquí y de allí. La vida está hecha de retales que componen la pieza.

Las cosas importantes dependen de instantes intrascendentes, una mirada, un gesto, estar en un sitio concreto a una determinada hora, un día exacto.

Un hola, un adiós, decir la palabra exacta en el momento en el que hay que decirla y tu vida cambia, en un ¡zas!, en un instante y dejas de ser el que podías haber sido para ser otro, varían tus costumbres, los bares donde vas, lo que comes, los viajes que hagas, las personas con las que te relacionas, los libros que leas, hasta tus hijos sufrirán esa influencia.

Un buen profesor influye en que elijas letras o números. Un buen maestro de lengua deja en ti, para siempre, una huella, estímulo o atracción para saborear la lectura, esa comunicación tan grata con distintos autores y personajes por ellos creados.

      

La vida se asemeja a un viaje en tren. Con sus estaciones y cambios de vía, algunos accidentes, sorpresas agradables en algunos casos, y profundas tristezas en otros. Al nacer, emprendes el viaje llorando y luego nunca deseas que termine ese viaje, te aferras a todos los recursos para hacer más largo ese viaje: Nos subimos al tren y nos encontramos con nuestros padres, creemos que siempre viajarán a nuestro lado, pero en alguna estación ellos se bajarán; nos dejan seguir el viaje, de pronto nos encontraremos sin su compañía y su amor irremplazable.

Algunos abordarán el tren para realizar un simple paseo, otros más, vivirán momentos de oscuridad o tristeza durante su viaje, y siempre encontraremos a quienes estén dispuestos para ayudar a los más necesitados. el viaje continúa, lleno de desafíos, retos, sueños, fantasías, alegrías, tristezas, esperas y despedidas… ¡Ah! y pasiones. La vida sin pasiones es mera supervivencia.

Tratemos de tener una buena relación con todos los pasajeros, busquemos lo que cada uno de ellos tiene para ofrecer. Cada una de esas personas dejan algo en tu corazón, que recordarás a lo largo de ese hermoso viaje

El gran misterio enigmático para todos, es que jamás sabremos en que estación nos tocará descender, tampoco donde bajarán nuestros compañeros de viaje, incluso de quien viaja sentado a nuestro lado.

A veces pienso en el momento que me toque bajar del tren, ¿quizá sentiré nostalgia, temor, alegría, angustia?, será doloroso y triste separarme de mis hijos dejándolos que sigan solos, de mis amigos y compañeros de viaje.. Pero me aferro a la esperanza de que, en algún momento, tendré la gran emoción de verlos llegar a la estación principal con un equipaje que no tenían cuando iniciaron su viaje.

Hagamos que nuestro viaje en este tren tenga significado, que haya valido la pena, “vivamos de manera que cuando llegue el momento de descender, nuestro asiento vacío deje lindos recuerdos a quienes continúan su viaje en el tren de la vida”.


      Seguimos viajando y viviendo sin conocer nuestra parada final, y llega otra Navidad, es por lo que, desde este humilde blog, aprovecho para desearos a todos los que nos visitáis: “Feliz Navidad” y un 2022 cargado de salud y felicidad ¡ah! y con muchas ganas de seguir viviendo, viajando en este tren que es nuestra vida y dando sentido a ese viaje.

 

 

¡FELIZ NAVIDAD!





jueves, 7 de octubre de 2021

España tendrá casi tantos jubilados como trabajadores en 2050

  

El Envejecimiento de la población


 Hoy nos hacemos eco del presente artículo publicado por el periódico digital 65ymas.com, que por su interés lo suscribimos y publicamos.

El envejecimiento de la población europea se ha acelerado en los últimos 20 años, haciendo que cada vez haya  un porcentaje más alto de jubilados ​respecto a la población activa. Esto paso sobre todo en España, Italia, Grecia, Portugal, Francia, Finlandia y Alemania, según las últimas cifras sobre la tasa de dependencia publicadas por Eurostat.

La oficina estadística ha calculado que la tasa de dependencia, que mide el número de personas en edad de trabajar respecto a los mayores de 65 años, ha aumentado hasta el 34,8% en 2020, casi 9 puntos más que en 2000. En otras palabras, menos de 3 adultos por cada jubilado, aunque en muchos países de la Unión Europea el dato es aún menor.

En la región griega de Evrytania se registra la tasa de dependencia más alta de la Unión Europea, con un 78,3%, lo que equivale a poco más de un adulto en edad de trabajar por cada persona mayor de 65 años. En España es Ourense (Galicia) quién registra la tasa más alta según las cifras comunitarias para 2020, un 56,9%, lo que significa que hay 57 pensionistas por cada 100 cotizantes a la Seguridad Social en la provincia gallega.

Zonas rurales o remotas

Eurostat cree que este fenómeno se debe a que la mayoría de estas zonas con alta tasa de dependencia son rurales, motivando la emigración de los más jóvenes en busca de empleo o estudios. En el otro extremo, encontramos las regiones ultraperiféricas francesas de Mayotte y Guyana, con un 6,1% y un 11,7%, seguidas de la isla de Fuerteventura, con 16,5 jubilados por cada adulto entre los 20 y los 64 años. 

Las provincias españolas presentaron en 2020 tasas de dependencia muy diferentes, con casi  3 trabajadores por cada jubilado en las provincias del sur y el Mediterráneo, mientras que en el norte de la Meseta y en la costa cantábrica esa proporción se aproxima a un pensionista por cada 2 personas en edad de trabajar. 

Esta situación afecta a la sostenibilidad futura del sistema público de pensionespara el que hacen falta cada vez más fondos para hacer frente al número de beneficiarios de esas prestaciones de jubilación. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) prevé que la tasa de dependencia alcance el 53% en 2050 y el Banco de España estima un 60%.

España de las más perjudicadas

Por otro lado, Eurostat calcula que la a proporción de trabajadores por jubilado se reducirá drásticamente en los próximos 30 años, situándose en una media del 56,7%, menos de dos adultos en edad de trabajar por pensionistaEspaña, Portugal, Italia y gran parte del sur y este de Europa se llevarán la peor parte de ese envejecimiento poblacional.

La oficina estadística estima que 4 de las 1.169 eurorregiones de nivel provincial que componen la UE haya más jubilados que ocupados en 2050, y entre las que hay 2 provincias españolas, Zamora, que será la zona de la UE con mayor tasa de dependencia con un 111,3%, más del doble que en 2020, y León, que ocupa en cuarto lugar con 100,8 pensionistas por trabajador.

Las otras 22 provincias españolas tienen una tasa de dependencia mayor del 75%, que supone poco más de un trabajador por cada jubilado, entre las que destacan Asturias, las 4 provincias gallegas, las 9 que componen Castilla y León, La Rioja, Cantabria, las 2 provincias extremeñas y Ciudad Real, Cuenca, Albacete, Bizkaia, Teruel y la isla canaria de La Gomera.

Las otras treinta provincias se mantendrán con poco más de 2 trabajadores por jubilado, incluyendo las que tienen más población, según Eurostat, cuyos cálculos estiman que haya más de 66 pensionistas por cada 100 cotizantes en Sevilla o Valencia, 60 en Málaga, 56,7 en Madrid o 53,8 mayores de 65 años por cada 100 adultos en edad de trabajar en Barcelona.

Tan solo habría 5 territorios se sitúan por debajo del 50% y todos ellos se encuentran fuera de la Península Ibérica. Melilla tendrá la tasa de dependencia más baja de España, con un 41%, más del doble que en la actualidad. La Palma, Fuerteventura, la ciudad autónoma de Ceuta y la isla de Ibiza contarán con más de 2 trabajadores por jubilado.

martes, 12 de enero de 2021

Así se reparten las pensiones de jubilación por España

 

Jubilaciones en España


La pensión media de jubilación ascendía en diciembre a 1.170,26 euros, un 2,34% más que hace un año.

Un total de 6,12 millones de personas cobran una pensión de jubilación en España, según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, lo que supuso en diciembre el abono de una nómina mensual de 7.168,76 millones de euros.

Cataluña es la región española con más jubilados, 1,1 millones de personas que cobran de media cada uno 1.191,05 euros, según los datos de diciembre. Por detrás se sitúan los 910.278 jubilados andaluces y los 786.244 madrileños. Estos últimos perciben además una de las nóminas más elevadas de España, con una cifra de 1.367,79 euros de media que se sitúa solo por debajo de País Vasco (1.437,71 euros) y Asturias (1.408,90 euros).

La pensión media de jubilación ascendía
en diciembre a 1.170,26 euros, un 2,34% más que el mismo mes del año anterior. Mientras, las nuevas altas de pensiones de jubilación en noviembre, última fecha disponible, son un 6,17% más cuantiosas que las nuevas pensiones de jubilación en el mismo mes de 2019, elevándose hasta los 1.371,62 euros al mes de media.


REPARTO DEPENSIONES Y PENSIÓN MEDIA POR AUTONOMÍAS:

 

viernes, 30 de octubre de 2020

Tiempo de otoño

LLEGÓ OTRO OTOÑO




Otra estación más luchando contra el “coronavirus”. Los rebrotes de esta “pandemia” han vuelto a surgir y nos hacen olvidar, un poco, la belleza de esta estación. Hace ya algo de tiempo que cogemos las chaqueta o jersey y, a veces el paraguas, siempre observando el cambio tan extraordinario con el que se manifiesta la naturaleza por estas fechas.

Este año, según los meteorólogos, dicen que el otoño comenzó el 22 de septiembre en el Hemisferio Norte y durará 89 días y 20 horas, finalizando con el solsticio de invierno, el 21 de diciembre. Ya notamos los días más cortos y las noches más largas, apetece arroparse un poco en la cama.

 Los tonos rojizos, anaranjados, violetas... nos ofrecen un espectáculo sin igual. y si a eso se añade el color que van tomando los árboles y arbustos, especialmente la vid, tan abundante en nuestro pueblo, una vez terminada la vendimia las cepas toman una belleza multicolor, desde verde, amarillo, rojo etc., creando un espectáculo extraordinario. También en otoño se recogen los últimos frutos del campo. Si por algo me gusta el otoño es precisamente por su colorido.

Gran parte de los animales se preparan para la hibernación, otros emigran hacia tierras más cálidas, como es el caso de las aves.  Es asombroso verlas al atardecer, atravesar el cielo todas juntas, volando en forma de uve hacia la dirección del sol, emitiendo unos atractivos graznidos que parece que nos dicen "¡adiós, hasta el año que viene!".

Esta metamorfosis de las estaciones nos cambia también a nosotrosCon el paso de las estaciones no solamente cambia la naturaleza que nos rodea, también transforma nuestros sentimientos y emociones, sintonizando con nuevos ritmos de luz y oscuridad, de calor y frío, cambios en la humedad y en los vientos que renuevan el aire, cambios de actividad en los ciclos del agua, flora, fauna etc.

No todo en otoño es belleza. El otoño se asocia tradicionalmente a la melancolía, nos retiramos del mundo exterior, física y psicológicamente, y nos volvemos hacia el interior. Pasamos menos tiempo al aire libre y estamos más en casa, dedicados a actividades menos abiertas que las del verano: leemos, conversamos y podemos volver a gozar del fuego del hogar. Encierra algo de melancolía el ver esa caída de las hojas de los árboles. Dentro del ciclo de estaciones, al otoño corresponde el atardecer en el día y a la culminación de la madurez en la vida. Es tiempo de sazón y de declive. El otoño, no solo se asocia con el declive, también lo asociamos con la decadencia.

¡Y qué más voy a deciros! Solo que os animo a disfrutar de este tiempo que ha venido, que viváis el momento con ilusión y esperanza, y que a pesar de los malos tiempos que corren, podamos sacar lo mejor de este otoño.

Los poetas, con gran agudeza en sentimientos, saben inmortalizar cualquier momento. Transcribimos el bello poema de Miguel Hernández al “triste otoño”.

 

 Otro otoño triste,

(Poema de Miguel Hernández)

 

Ya el otoño frunce su tul

de hojarasca sobre el suelo,

y en vuelo repentino,

la noche atropella la luz.

 

Todo es crepúsculo,

señoreando en mi corazón.

Hoy no queda en el cielo

ni un remanso de azul.

 

Qué pena de día sin sol.

Qué melancolía de luna

tan pálida y sola,

ay que frío y ay que dolor.

 

¿Dónde quedó el calor

del tiempo pasado,

la fuerza y la juventud

que aún siento latir?

 

Se fue quizás con los días cálidos,

de los momentos que a tu lado viví.

Y así esperando tu regreso,

otro otoño triste ha llegado sin ti.


lunes, 5 de octubre de 2020

Algunos hechos que nos marcaron

 


Las vivencias marcan a las personas


Todos aquellos que nacimos en los años cuarenta, y ahora casi octogenarios sobre nuestras espaldas, somos hijos de un tiempo y de una tierra de sabor hoy rancio y con tonalidad sepia, pero no menos válida y que merece la pena reivindicar. Surgimos en plena posguerra, guerra que aunque no conocimos sufrimos, involuntariamente, unos efectos que nos marcaron durante gran parte de nuestra vida. Lo que sigue es el recordatorio de unos cuantos hechos o experiencias que a nuestra generación le tocó vivir ¡Ojalá sirva de acicate para que las nuevas generaciones nos comprendan mejor!


Pasamos una infancia teniendo como patio y escuela la calle, entonces llena de vida y sana confraternización, ¡qué buena escuela la calle!. Allí, fuimos elegidos para jugar, o no, pero por muy fuertes que fueran nuestras peleas, hasta nos “canteábamos”, pero siempre todo se olvidaba, nuestra consigna era no guardar rencor. Nuestras carestías, entre ropas zurcidas o remendadas, antes heredadas de hermanos mayores, las sustituíamos, con un gran poder de imaginación, construyendo carros con cajas de zapatos y otros juegos que improvisábamos con madera, palos, cuerdas etc. Juegos que trataban de imitar a nuestros mayores, aprendiendo a ser como ellos.

Jugábamos también a pídola, al marro, al aro, a los santos -recortando cajas de cerillas gastadas-, a la peonza, al escondite, a un juego que llamábamos “los oficialillos” –con él tratábamos que el equipo contrario adivinara un oficio que nosotros representábamos con mímica-. Las chicas al corro, a las muñecas, a las tabas y a saltar la cuerda etc.

 

Manifestábamos ilusión y esperanza por unos Reyes que, cuando mucho y excepcionalmente, nos traían el caballo de cartón o la muñeca. Distraíamos nuestra impaciencia con cualquier cosa entre tebeos o colección de cromos, cuando las obligaciones nos dejaban, ya que desde pequeños también nos tocaba trabajar en el campo, algunos de rapaces, a otros se nos encomendaban faenas de la era, el cuidar de los animales de casa y todos hacíamos los recados que nuestra madre nos encomendaba.

 

En la escuela, memorizábamos todo con la pedagogía de entonces: ”la letra con sangre entra”; en la mayoría de los casos sin la motivación y estímulo correspondiente. La enciclopedia Álvarez o Dalmau, plumier de madera - cuando no era sustituido por una caja de chapa- y dos tinteros en cada pupitre bipersonal. Estudiábamos distintas materias principales, había una muy peculiar en bachillerato a la que llamábamos, o llamaban: Formación del Espíritu Nacional. Siempre con una separación de niños y niñas, lejos de la coeducación actual. 


Ya practicábamos el fútbol, hoy deporte rey, dábamos patadas a la pelota en cualquier era y teníamos como porterías a ambos lados unas piedras o algunos abrigos o jerseys. Tener un balón de cuero, que llamábamos de reglamento, era el anhelo al que todos aspirábamos.


Apareció en nuestra adolescencia la televisión, íbamos a ver partidos de fútbol y corridas de toros al primer bar que adoptó tal innovación en el pueblo, o a la casa de los vecinos privilegiados que la poseían, siempre con aquella mala resolución e interferencias de aquellos primeros años de emisión.

 

Dado que la Educación Sexual fue nuestra asignatura pendiente, la inocencia y descubrimiento del sexo era a costa de otros chicos mayores, con las aberraciones correspondientes. Cine, sujeto a los cotidianos cortes, que señalaba aquella férrea censura que controlaba entonces aquel "nacionalcatolicismo".

 

Ya adolescentes fuimos testigos de la aparición del vaquero, bikini o minifalda y los primeros en ponernos aquellos pantalones campana. El fumar molaba y nos hacía, en apariencia, mayores; así en las fiestas de San Roque o Carnaval comprábamos, entre dos o tres, una cajetilla. El problema era quien la guardaba oculta y lejos de la visión de nuestros padres. De repente, entrábamos en quintas y a la mili nos llevaron para hacernos hombres, según decían.


En nuestro entorno, aunque éramos felices, iba trascurriendo la historia marcada por la posguerra, que aún se respiraba, Radio Andorra y el diario hablado (parte) de las dos y media, la copla y los ritmos de fuera, la señorita Francis, radionovelas, así como los discos dedicados; acontecimientos como la bomba de Palomares y la llegada del hombre a la Luna, Vietnam y Guinea española, el Che, el Lute y Castro; Guerra fría y la de los 6 días, Muro de Berlín, caso Matesa, Gibraltar español, OTAN sí y no,  Primavera de Praga, Mayo del 68; primeras elecciones y transición a los toques de "Libertad sin Ira".

            

Son muchos historiadores, de distinta índole e ideas, que han analizado el origen de la guerra civil, que tanto ha marcado y sigue marcando a los españoles. Siempre he opinado que no tenía que haber existido, creo que tanto la izquierda como la derecha, de entonces, no hicieron nada para evitar dicha confrontación entre hermanos. Algunos extremismos de izquierda fueron intolerantes y poco respetuosos con las ideas religiosas. Creo que la vida espiritual y religiosa de las personas, sea cualquiera la religión que practiquen, debe de ser respetada y tolerada por todos los demás; así mismo, respetar igualmente a los no creyentes, ni persecución a los creyentes, ni tampoco inquisición a los no creyentes. Una derecha que no supo perder unas elecciones y nos llevó a ese levantamiento fratricida. La solución, bajo mi punto de vista, hubiera sido menos odio, más diálogo y una buena comprensión.

 

Lamentablemente, en los tiempos de la pandemia que recientemente hemos vivido, y lo que nos toque por vivir, hemos observado la falta de criterios de unidad ante ese enemigo común (Covid-19) tanto de la izquierda como de la derecha. Deberíamos olvidar ese odio que aun existe entre españoles como secuela de aquella confrontación de hace ya 84 años y que, tristemente, muchos medios de comunicación se encargan de revivir generando odio. Es tiempo ya de arrinconar aquel triste pasado y de pensar en un símbolo monocolor para todos y no en aquel azul y rojo que nos dividía. Nos esperan tiempos difíciles de recuperación económica y antes lo superaremos trabajando todos al unísono.

  

 

Por último, TOLERANCIA y RESPETO. Seguir siendo tan amigos de aquellos que piensan distinto a mí. Que las diferencias políticas no sean motivo de enemistades. Estamos condenados a vivir juntos y entendernos.