A grandes rasgos, cuando hablamos de una actitud nos referimos al comportamiento o tendencia de
una persona para hacer frente a situaciones diversas, es decir, tiene
que ver con aspectos de personalidad, de temperamento. En cambio, cuando nos
referimos a aptitud nos referimos,
básicamente, a sus habilidades o destrezas.
Aptitud es la cualidad o don
innato de una persona para desarrollar una actividad o profesión, pericia,
destreza etc; sin embargo, actitud es el comportamiento de
un individuo ante diferentes contextos, como el laboral, educativo,
personal, familiar o social. Representa la predisposición de un
individuo para responder de manera responsable.
Cuando hablamos de la actitud de
alguien nos estamos refiriendo a la predisposición de ese individuo para
responder ante situaciones de forma consistente; es decir,
nos referimos a un aspecto de su personalidad, a su tendencia más o menos
natural de mostrarse ante diferentes contextos, como el laboral, el educativo,
el personal, el familiar, o el social…
Así pues, la actitud de una persona tiene que ver con su forma de actuar ante cualquier circunstancia. En el contexto
laboral o educativo, la actitud de
una persona es un factor muy importante para tener un buen rendimiento, además
de contribuir a un buen ambiente de trabajo.
Como hemos indicado antes, la palabra “actitud” hace referencia al temperamento de una persona, es
decir, se refiere a características de personalidad de un individuo. En cambio,
con “aptitud” hacemos referencia a
sus capacidades en tanto a conocimientos tanto teóricos como prácticos, que
posee el individuo. Las diferencias entre ambos términos son muy claras cuando
se usan en contextos laborales. Por ejemplo, estando en el trabajo, decimos que
una persona muestra una buena actitud cuando
posee una personalidad responsable, entrega los informes a tiempo, tiene una
forma de relacionarse con los demás que no genera conflictos, es amable, sabe
comportarse estando en una reunión; es decir, el trabajador con buena actitud laboral es una persona que posee unas características de personalidad agradables para el funcionamiento de
la empresa.
Conocer la diferencia
entre aptitud y actitud puede ser útil en ámbitos como una entrevista de trabajo. Si te preguntan por
tu aptitud,
se están refiriendo a tus conocimientos, tu capacidad, si eres la persona
adecuada para ese puesto laboral; si dan más importancia a la actitud, significa que
valoran que el candidato muestre una buena predisposición y estado de ánimo, un
comportamiento positivo y proactivo, ganas de aprender y mejorar.
De hecho, más allá de las habilidades y los conocimientos, muchos entrevistadores prestan atención también a la personalidad de la persona entrevistada: consideran que no se trata solo de tener aptitud (capacidad, conocimientos), sino de la actitud (disposición de ánimo, motivación, agallas, coraje).
Por supuesto,
priorizar una u otra dependerá de cada persona o empresa y todas aspirarán a
contratar el perfil del candidato
perfecto: máximo de aptitud y de actitud.
Muy importante sería
la persona en la que se conjugasen ambos comportamientos, pero eso es, a veces,
muy raro. Como maestro que fui, siempre valoré más la persona con actitudes que la poseedora solamente con
aptitudes, ya que esta última se
confía mucho en ella misma olvidándose de que todo requiere esfuerzo,
motivación y empatía en lo que realizas.
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